No queda tan lejos la fatídica jornada diez del curso anterior. Contábamos con una plantilla confeccionada por el consejo, el director deportivo y los tres tenores, es decir, Arrasate, Alkiza y Lumbreras. Llena de jugones, la idea era partir de un dibujo táctico del clásico sistema de juego 1-4-1-3-2 , es decir, el rombo en medio campo con jugadores de un nivel alto de técnica individual para desarrollar un fútbol de elaboración, con muchos toques, más por adentro y ataques muy elaborados. Se trataba de dar continuidad al decálogo de Montanier, que cambió por completo el fútbol desarrollado por el anterior míster, Martín Lasarte. El uruguayo cumplió objetivo subiendo con el equipo y permaneciendo una temporada después en la Liga BBVA con una plantilla de menor rango, pero el consejo quería otro estilo y otro juego diferente. Por eso se firmó al entrenador francés y dejó fuera a Martín, que había cumplido los objetivos. Sin más, fútbol.
Pero amigos, por lo que apostaron el consejo y la dirección deportiva lo destruyeron los resultados, que son implacables con la plantilla y los entrenadores del momento. Tras sumar la pírrica cifra de seis puntos en diez jornadas, con todo el dolor de su corazón el Consejo decide cambiar a los hombres de la casa a los que había dado la oportunidad de su vida, en una apuesta valiente y muy arriesgada que no salió bien y fracasaron todos. El presidente y el consejo se ponen manos a la obra y con el colchón de Asier Santana -hombre de la casa- se cogen todo el tiempo para no volver a fallar y acertar en la siguiente elección de entrenador.
Después de muchas reuniones y dimes y diretes por parte de todos los estamentos del club, el presidente decide ir a por un entrenador top y se firma a un mánager general con la idea de mover el árbol y que estructure a su forma Zubieta, dando otro vaivén en el estilo y metodología de trabajo, más el modelo de juego. Su presentación fue de festival de cine, con alfombra roja hasta Zubieta. Pero quedó claro que Moyes no gana partidos. Los encuentros los ganan y los pierden los futbolistas. Se ha comprobado que hasta el momento se ha vuelto a fallar en los jugadores firmados, ya que en estas once jornadas no han dado el rendimiento deseado en el terreno de juego. Se pierde con un equipo en zona de descenso y se da otro vaivén y otro fracaso. Se destituye al mánager general, la apuesta fuerte del presidente .
Ahora otra vez reuniones y más reuniones. Sale para adelante la apuesta de la dirección deportiva, es decir, otro vaivén en estilo y metodología de trabajo y se apuesta otra vez por un fútbol denominación de origen ‘La Masia’: fútbol control, fútbol combinativo, fútbol elaborado, fútbol vistoso y fútbol de muchos pasecitos hasta que aparezca la ocasión. El mister elegido es Eusebio Sacristán. Se trata en una apuesta valiente pero arriesgada, ya que no ha entrenado en la máxima categoría. Sin embargo, reúne el perfil de entrenador acorde a los futbolistas firmados por la dirección deportiva más el mánager destituido. Eusebio entrenó al filial catalán. En aquella plantilla tenía jugadores de captación seleccionados de todo el mundo, con un potencial técnico fantástico y elegido, es decir, lo mejor de lo mejor. Aquí están sus nombres: Bartra, Muniesa, Samper, Deulofeu, Denis Suárez, Sandro, Adama, Dos Santos, Sergi Gómez, Rafhiña, Montoya, Tello, Grimaldo, Munir, Dongou, Patric, Halilovic, Rolon y Cuenca, o lo que es lo mismo, una selección pura y dura acorde al modelo de juego a realizar.
Eusebio manifestó en rueda de prensa que está muy contento con la plantilla realista y que intentará inculcar a sus futbolista un estilo y una metodología de trabajo al más puro estilo Barça. Esto nesecita tiempo, pero tengo la duda si la competición le dejará al míster llevar su proyecto a buen puerto. Solo el tiempo y los resultados lo dirán. Suerte, míster