Nuestra Real Sociedad visita el Bernabéu con un entrenador del Real Madrid acosado, hostigado, molesto, disconforme y seguido por tierra, mar, aire por la prensa, radio y televisión al más puro estilo José Mourinho, ya que constantemente suena el nombre del posible relevo. Y no solo eso, también encuestas entre seguidores, llamadas de teléfono entre presidente y jugadores e informes técnicos. Ante esta batería de acontecimientos, todos coinciden -pero no parece ser suficiente- para que el máximo mandatario merengue, Florentino Pérez, tome la decisión de cambiarlo por el querido de los medios y seguidores madridistas, es decir, Zinedine Zidane, que la temporada anterior fue incapaz de colocar entre los cuatro primeros del grupo segundo de Segunda División B a una plantilla de captación y selección de lo mejorcito de todo el planeta fútbol. Sin más, en este fútbol negocio de la inmediatez si un equipo con 600 millones de euros de presupuesto no está primero en la liga regular hay crisis pura y dura. Sí, como leen, crisis.
Todos los medios y aficionados pregonan a los cuatro vientos que Benítez Maudes no ha sabido conectar con una plantilla que venía de unos vicios adquiridos con el anterior entrenador . A estos divos y figuras, que ofrecen un rendimiento muy por debajo de su verdadero potencial, no les gusta que se les corrija, que se les inculque esfuerzo, rigor, trabajo técnico- táctico, compromiso, implicación y orden. Ellos prefieren una mano izquierda más blanda para campar a sus anchas, aunque también es verdad que con esa mano blanda la temporada anterior y con Carletto en el banquillo tampoco ganaron nada. Recuerdo con mucho cariño que en mi curso de entrenador nacional en Albacete, el de profesor de Psicología Santiago Coca nos comentaba que a los divos y figuras no los quería ver ni en pintura. Santiago, qué razón tenías, crack. Mi profesor estrella.
Ante este panorama de dimes y diretes en el conjunto merengue, llega a Madrid una Real Sociedad muy necesitada de sumar cuanto antes para mejorar en la tabla clasificatoria y, si no es así, mirar de reojo el infierno de los puestos de descenso. Pero lo peor es que no sabes qué Madrid te vas a encontrar, ya que por un lado debes de aprovechar un público de uñas contra entrenador y jugadores, más la música de viento ante cualquier fallo en el terreno de juego; pero también es verdad que puedes salir goleado si el conjunto local tiene el día y sus jugadores prodigio les da por competir y desarrollar las verdaderas cualidades que poseen con un fútbol de efectividad total. Así que mucho cuidado y muy atentos y sabedores de a dónde vamos.
Como entrenador pienso que el míster realista, Eusebio Sacristán, planteará un encuentro de repliegue cuando no la tenemos y contraataque cuando seamos poseedores del balón, ya que él sabe perfectamente que al conjunto de Rafa Benítez le cuesta mucho atacar a una defensa zonal en estático, es decir, dos líneas de cuatro defendiendo a ocho metros de la frontal de su propia área de penalti, con el añadido de que a la contra se puede aprovechar la velocidad de Vela o Bruma y el momento goleador que vive Agirretxe para intentar hacerles mucho daño y meterles el miedo en el cuerpo. Ahora solo queda esperar y ponernos delante de la pantalla de plasma a ver un interesante encuentro de fútbol. Ya queda menos.