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Alfredo Del Castillo

Desde mi banquillo

Desconectados

El clásico derbi del fútbol vasco ante los leones era un partido mucho más importante de lo que parecía para la Real Sociedad. Desde el inicio de la Liga Santander el equipo de Eusebio está  como un yoyo de niños, es decir, sube y baja en la tabla clasificatoria, ya que sus resultados han sido perder, ganar, empatar, perder, ganar, perder, ganar. Se le presentaba la oportunidad de abrir una brecha dando un golpe sobre de la mesa y decirle a los vecinos que queremos colocarnos a vuestra altura para competir de tú a tú y de esta manera saber cuáles son nuestras verdaderas posibilidades del campeonato regular. Primero fue Andoni Goikoetxea el que comentaba antes del partido que la Real en las últimas cuatro temporadas había entrado mucho más enchufada, metida,  concentrada y con una gran seriedad mayor que la de los jugadores del Athletic. Esta era para él una de las claves por la que en los último ochos derbis el Athletic no había podido con la Real. El segundo fue Urrutia. El presi soltó su perla al asegurar que los derbis eran más puros cuando la Real jugaba solo con futbolistas vascos. Poca memoria demuestra al obviar que en el Athletic han jugado De la Fuente, Bermejo, Amorebieta, Llorente, Laporte o Lizarazu, entre otros.

Comienza el duelo y en las alineaciones iniciales están presentes las dos perlas de cada equipo: Williams y Oyarzabal, pero con un toque de atención del míster local Valverde a sus jugadores antes del pitido inicial: “Los malos resultados en estas últimas temporadas debe de ser para nosotros un reto y una motivación extra”. Y amigos, fue dicho y hecho ya que cuando comienza a rodar el balón en solo diez minutos tres tarjetas y alguna tangana entre Aduriz e Iñigo. Eusebio fue fiel a su ideario y presentó a su once de gala con la única novedad de Carlos Martínez por un Zaldua lesionado para el puesto de lateral derecho. Lo demás, lo que funciona no se toca. Se puso el partido de cara en una jugada a balón parado y de trallazo marcó Zurutuza libre de marca después de peinar Prieto en el minuto 16. A partir de ese momento la Real desapareció del partido y fue muy superior el conjunto local en ganas, duelos, intensidad, amor propio y deseos de ganar, ya que el agobio del conjunto de Valverde fue muy intenso. Debió aparecer un estelar Rulli para abortar todos los tiros entre los tres palos-siete del Athletic y sólo uno por parte de los txuri- urdin-, que perdieron de un plumazo el juego de posesión y continuidad que quiere su entrenador. Ganó la intensidad a la calidad, ya que Vela, Prieto, Willian José y Oyarzabal ni estaban ni se les esperaba y eso es un lujo, porque los tres médios bilbaínos se comieron a los tres del conjunto visitante – Illarra, Prieto y Zurutuza-, más por fuerza y brega que por calidad técnica. Nos íbamos a vestuarios arriba en el marcador siendo inferiores en en juego.

A la vuelta de las casetas el ritmo del partido siguió siendo brutalmente alto y aparecío un futbolista fundamental en este partido: Muniain. que con un golazo en el minuto cincuenta igualó el encuentro y creó mucho peligro en él área realista. La Real – fiel a su idea de salida de balón desde su propio portero- cometió errores y tras uno infantil de Rulli y Navas.  Marcó de vaselina Aduriz y se puso el partido de cara para los leones. Otro error en la salida del balón lo aprovechó la perla Williams para poner el 3-1 en el marcador simultáneo. Él -con la ayuda de De Marcos– generó todo el peligro por el costado derecho creándole muchos problemas a Yuri al ganarle muchos duelos individuales .

Oyarzabal encara a De Marcos. / Lusa

Pero amigos, en un partido de fútbol entre eternos rivales nadie se puede dormir y con el gol de Iñigo en el minuto 83 se acercaron en el marcador los de Eusebio, los leones recularon y sus piernas no respondían después de un esfuerzo fantástico. Los donostiarras sin merecerlo estuvieron muy cerca de llevarse un punto en un encuentro que los leones fueron muy superiores en el cómputo general, dando una exhibición de cómo se debe desconectar a futbolistas como Prieto, Vela, Oyarzabal, Illarra.  Y si esto es así, ganó el que siempre busco la victoria. También Valverde le ganó el pulso a Eusebio Sacristán, impotente y muy asustado buscando soluciones en charlas con Labaka y el gallego Juan Carlos Andrés que nunca llegaron. En mi opinión, ganó merecidamente el Athletic.

Eusebio, en el banquillo de San Mamés junto a sus ayudantes. / Lusa

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Sobre el autor

Entrenador de fútbol y tinerfeño. Ha pasado por multitud de banquillos guipuzcoanos, entrenando a equipos como el Lagun Onak, Beasain o Real Unión, entre otros, antes de recalar en la Real Sociedad en 2001. En el club txuri urdin estuvo nueve temporadas en varias fuciones, como la de ayudante de Periko Alonso o de Gonzalo Arconada.


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