El equipo de Bordalás remontó un partido en el cual pudo pasar de todo. La Real Sociedad dio primero y dominó una primera parte con mucha posesión, pero con muy pocas oportunidades de gol ante un equipo ramplón. En ataque, estuvieron mucho más preocupados en defender que en atacar, sobre todo, en la marca de Markel Bergara sobre el canalizador Xabi Prieto, y con un plan muy claro: sistema 1-4-4-2 con inicio de presión, salida de balón y líneas muy juntas con marcas muy señaladas. No obstante, el conjunto de Eusebio tardó poco en hacer el primer gol en una conducción de Januzaj por el costado izquierdo con un gran pase filtrado entre central y lateral que controló Oyarzabal y, de un tiro cruzado y ajustado al palo largo, puso el primer gol en el marcador. Pero, amigos, a partir de ese mismo instante, la Real Sociedad en vez de aprovechar y alejarse en el marcador se confió de su insultante control del encuentro y solo pensó en el control del balón y se olvidó por completo de matar el encuentro. La tuvo Willian José en un tiro raso con su pierna izquierda que paró Guaita y en una falta en la frontal del área, que se marchó por sobre del larguer. Aunque la ocasión más clara la tuvo Oyarzabal en el minuto cuarenta y dos a centro de Canales que pasó entre las piernas de varios futbolistas azulones. El Getafe apenas tuvo ocasiones de gol y, que yo recuerde, un tiro de Álvaro que paro Rulli fácilmente y errores de no entenderse en el tuya mía entre Rulli y Zubeldia y otro entre Iñigo Martínez y Rulli que deja pasar peligrosamente el central, es decir, más errores nuestros que acierto de ellos, y así sin más sobresaltos se llegó al descanso del partido donde en mi opinión falto ambición para finiquitar un encuentro que el rival no dio una a derechas y se vio superado en los primeros 45 minutos.
Salió el conjunto azulón enrabietándose de lo ocurrido en el primer acto y acorraló a la Real con tres saques de esquina seguidos y muy volcados en él área defendida por el argentino Rulli. No era el equipo pasivo que vimos antes. Ahora, era un equipo mucho más armónico y mucho más llegador. Cuando esto sucede, descuidas la retaguardia. Eso se vio en el minuto cuarenta y nueve en una contra con superioridad la Real Sociedad fue incapaz de terminarla con eficacia. También un poco más tarde, Odriozola no aprovechó un duelo mano a mano con Guaita, y ya sabes cuando perdonas y el mister contrario acierta con los cambios, ponte a temblar. Porque además salió al verde un canarío de La Laguna Ángel y fue un torbellino que entraba por todos los sitios de la línea de cuatro defensivamente. Y cómo no, encontró el premio que le negó el portero azulón. Con una parada a una mano en un córner botado por Pardo que remató Aritz Elustondo y, en la contra iniciada por el mismo Guaita en un saque de semi bolea que recogió Portillo y de sublime asistencia de exterior al desmarque del canario que controló y con picardía ante la salida de Rulli lo bate por bajo. Este gol dio alas a los de Bordalás y con el apoyo de una afición entregada siguieron realizando ocasiones de gol con dos buenas paradas de Rulli: una de ellas en un remate de cabeza de un trabajador e incansable Markel. La tuvo Prieto solo ante el portero Guaita, pero en el balón en su pie malo optó por pasar a Willian José y no acertó. También la tuvo Jorge Molina a pase del intratable Ángel y la hecho por sobre el travesaño, pero llegó el fatídico minuto 84 penalti de Iñigo Martinez a quien sí a Ángel que lo ejecuta de forma magistral Jorge Molina y pone por delante a un equipo que fue muy superior en este periodo a una Real Sociedad desconocida y nula en eficacia ante la meta rival, donde el esfuerzo brutal del equipo de Bordalás en este acto lo premió con los tres puntos en un partido que la Real Sociedad no interpretó bien ni estuvo efectiva en la oportunidades creadas. Y ante esta situación salió un Ángel salvador para remontar un partido más perdido que ganado.