Un Málaga descendido ya matemáticamente le ganó en su estadio a la Real. Lo hizo con dos goles en el primer acto de Adrián, al límite del fuera de juego, y otro de En Nesyri en un fallo clamoroso y en cadena de la línea de cuatro defensiva . La Real estuvo lenta, apática, errante y dormida.

Antes de comenzar el encuentro vimos con mucha sorpresa que en la alineación que tenía que saltar al verde había hasta siete cambios. Con el tema de gestión de vestuario y minutos para todos esperamos con paciencia a que comenzara a rodar el balón para después opinar. En ese momento se colocaba bajo palos Rulli. Línea de cuatro para Odriozola, Llorente, Moreno y Kevin. Es decir, tres nuevos. Por delante, como único medio centro Zubeldia. Más adelante como interiores Canales y Zurutuza. Las bandas para Januzaj, Juamni y arriba del todo Agirretxe. Se vio claramente que el equipo de la Costa del Sol tenía claro lo que quería hacer y ello era el atrincherarse en su propio campo para desde ahí, con dos líneas de cuatro muy juntas más dos puntas en los que Adrián defensivamente intentaba taponar a Zubeldia esperaba un error para salir como balas a las inmediaciones de Rulli.

Pero el primero que tiene una oportunidad de cara al marco rival fue Januzaj con un tiro lejano y por fuera de los tres palos en el minuto ocho. Antes, un Rullí a falta de minutos nos asustó con un mal golpeo a un rival, y ante los pocos recursos ofensivos de los dos equipos en un barullo en el área realista con varios golpeos de cabeza le cayó un balón del cielo a Adrián. Al límite de la ley del off side fusiló a un Rulli sorprendido. Espabiló el conjunto de Imanol y fue otra vez Januzaj, Canales, en una falta dentro del área, y Agirretxe de cabeza en una falta lateral los que tuvieron la oportunidad de poner en tablas el partido. Y cuando esto no ocurría, en el minuto veinte y nueve una pérdida de Januzaj en el costado derecho la recogió Chory, que fue muy mal defendido por Álvaro, y sacó un centro en donde ni Moreno ni Kevin cortaron. Con suma facilidad En Nesyri a boca jarro colocó en el tanteador el segundo gol de los boquerones. No se creían los jugadores donostiarras lo que estaba pasando, pero es que con un ritmo de muy baja intensidad, con muchas pérdidas de balón, sin hacer una sola falta, sin alma, es muy difícil de ganar a un equipo que sólo sacó a relucir su orgullo ante una afición muy cabreada por la horrible temporada.

Tras el descanso comenzó asustando el medio de banda Lestienne, que se emborrachó de balón y sin Angulo intentó sorprender a Rulli, que desvió a córner antes de poner un pase al medio donde entraba solo el punta En Nesyri. Más tarde la tuvo Zuru con un remate a media vuelta, pero el juego siguió siendo más de lo mismo: un Málaga muy replegado y una Real que jugaba con un ritmo de juego lento, previsible y de muy baja intensidad. Tanto es así que el cambio de Willian José por Agirretxe ni se notó en todo este tiempo, porque sobre el verde estaba un equipo irreconocible. Porque si tocaba y tocaba ante un conjunto que se sentía cómodo sin el balón y esperaba sólo un error para terminar de matar el encuentro. Y amigos, así pudo ser porque en el minuto 85 En Nesyri, con un remate de cabeza con toda la portería para él cabeceó fuera, lo que pudo ser el tres a cero.

En este encuentro hay dos posibles penas máximas en las dos aéreas que el colegiado de turno no señaló. Ya saben, a criterio de arbitro. Una de Rosales con Juanmi y otra de Héctor Moreno, pero es que fue tan deficiente el partido de los de Imanol Alguacil que en muchos momentos del juego parecía más un encuentro amistoso. Es decir, fue un encuentro donde el equipo no compitió y los siete cambios darán mucho que hablar hasta llegar al derbi del fútbol vasco el próximo sábado. Futbolistas, pónganse las pilas porque si no es así volveremos a perder los tres puntos.