El encuentro de Butarque ante el equipo pepinero no era un partido cualquiera. En el fondo había ese ataque de entrenador que quiere demostrar su sabiduría ante el equipo que entrenó en el anterior curso y ahora, con su nuevo equipo con más potencial, deseaba conseguir los tres puntos en juego. Garitano planteó el encuentro con un sistema 1-4-4-2 y con muchas entradas por los dos costados. Sobre todo por la derecha con la pareja Zaldua en un estado impresionante de fuerza y llegada y por delante el control la pausa y la calidad de un Oyarzabal de más a menos y al final a nada. La Real Sociedad tuvo veinticinco minutos mágicos y con una efectividad cara a la portería de Cuellar brutal con dos entradas por las grietas del defensor Cristian Silva que Joseba Zaldua llega hasta la línea de fondo y con el pase de la muerte deja solo a Zurutuza que llega desde el carril contrario ganándole la espalda al lateral Juanfran y marcando en primero. El segundo fue de una volea espectacular de Illarra. Pero amigos, minuto 25 lesión de Llorente. Sí, esas malditas lesiones en un salto y caída sobre el pie de apoyo con un tobillo muy dañado. A partir de ese instante el equipo del míster de Bergara se descompuso y fueron un manojo de nervios. Los dos medios que juegan por delante de los dos laterales derecha Oyarzabal e izquierda Zurutuza fuera de sitio son vías de agua con las llegadas de Juanfran, el Zhar y por el otro costado Silva y el canario Dani Ojeda. Fue tanto el agobio que el míster se vio obligado a cambiar el sistema y jugar con Juanmi en banda y colocar a Zurutuza de enganche con la idea de tener más la pelota y tapar el grifo de las entradas por banda. Se calmó el juego y nos fuimos a los vestuarios con dos arriba en el marcador, pero con una imagen de equipo menor.
En el segundo acto de partido, el equipo pepinero salió con una nueva cara al terreno de juego. Se quedó el tapón de Illarra Eraso y entró Santos, porque el guion del partido lo requería. Este segundo acto fue de dominio claro y absoluto del equipo local que una y otra vez atacaban por los dos costados. Garitano cerró esos escapes de agua y colocó a Merino en la izquierda por un fatigado Zurutuza, que al jugar fuera de sitio y en el carril el trabajo, notó el esfuerzo. Pero el asedio a la portería de Rulli era brutal y se veía que de tanto ir el cántaro a la fuente el gol llegaría. Y llegó. Fue un tiro desde el balcón del área del futbolista El Zhar que otra vez se coló por debajo de los pies de Moreno y entró junto al poste derecho de Rulli. Se ponía el partido donde quería Pellegrino con ese gol que te sube el ánimo y te pone más cerca de la igualada. Pero cuando un equipo se va a tumba abierta a buscar el empate o la victoria siempre hay desequilibrios defensivos y en uno de ellos un titán como Zubeldia se tira al suelo le roba el balón a Rolan. Zubeldia sale como un cohete en una contra de cuatro para uno, deja solo a Willian José, el más fiable, y falla clamorosamente ante el Pitu Cuellar. Ahí estaba el partido. Llega la ley del fútbol: cuando perdonas lo pagas y lo pagamos con un segundo gol en un error de cadetes de Theo, que se queda en el peor sitio y un muy flojo. Aritz Elustondo, en la disputa blanda de un balón aéreo más un Rulli descolocado y desorientado que aprovecha el jugador El Zhar para de sutil llovidita poner las tablas en el marcador. Bajón anímico, donde esta vez el míster Garitano no acertó en los cambios ya que los hombres que tenían que hacer el trabajo defensivo. Por fuera Zuru, Oyarzabal, Juanmi y Merino fueron papel de fumar y Pardo, en el enganche, es menos Pardo. Yo me pregunto a segunda jugada y después de visto, que hacían en el banquillo Sangalli por la derecha y Kevin por la izquierda no eran más naturales para tapar las entradas por banda, una veces se acierta y otra no se acierta y si el resultado es negativo más leña al fuego sin más fútbol en donde el que no acierta no gana.