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Alfredo Del Castillo

Desde mi banquillo

Las finales se juegan y se ganan

Amigos, esto es viejo. Se comenta que las finales se ganan, no se juegan. Pero yo opino que el triunfo está más cerca y el éxito muy asegurado si llegas a una final con futbolistas de la categoría de Pique, Messi, Neymar y ,sobre todo, la magistral clase y trabajo de Don András Iniesta.

El encuentro fue tenso, bonito, disputado y entretenido, con dos formas diferentes de interpretar un partido de fútbol, es decir, el juego combinativo contra el de rigor táctico, la entrega, la garra y el no dar un balón por perdido, además de jugar muchas fases del juego al limite de la ley como lo realizó un Sevilla muy motivado y supercompetitivo. Los andaluces fueron en muchos minutos del partido superiores a un Barça que tuvo que cambiar el guión por la expulsión de su central zurdo, Mascherano, en el minuto 36 de partido por derribar a un jugador rival en una ocasión manifiesta de gol. Ese Barça jugón, con muchos toques y con una posesión y continuidad en el juego brutal, optó por ser un equipo que se replegó y esperó muy cerca de su balcón del área a un Sevilla desmelenado y que se topó con el poste derecho de la portería fantásticamente defendida por su arquero, Ter Stegen, y por una línea de cuatro más Busquets por delante que achicaban agua como podían. Aquí destacó el liderazgo de un futbolista que realizó un partido completísimo en el aspecto defensivo y que no es otro que Piqué, un autentico valladar.

En lo meramente táctico, Luis Enrique apostó por su equipo de gala con Ter Stegen en la portería; Alves, Piqué, Macherano y Alba en línea de cuatro; pivote único, Busquets, por dentro a pasillos interiores Rakitic y Don Andrés Iniesta; costado derecho, Messi; costado zurdo, Neymar y arriba del todo su buque insignia y goleador, Luis Suárez, es deci,r el clásico 1-4-1-4-1 o 1-4-3-3 como les gusta a otros decir. Por su parte, Unai Emery apostó por un sistema de juego con Sergio Rico (qué tres paradones); línea de cuatro con Mariano, Rami, Carrizo y Escudero; centro del campo para Coke, Krychowiak, Banega y Vitolo  y arriba del todo Iborra y Gameiro, es decir, un 1-4-4-2 con repliegue hasta línea de medios del conjunto rival para fijar a los dos centrales con los dos puntas  y dejando un poco más suelto a Busquets y acosando a la zona de maquinas y organización azulgrana con los medios centros sobre de Rakitic e Iniesta. Este trabajo lo realizaron Banega y Krychowiak.

Fue un espectáculo ver los movimientos y evoluciones de los 22 futbolistas. En el segundo acto el míster sevillista quiso dar el golpe de efecto con Coke de lateral derecho y Konoplyanka en el costado derecho y fue cuando apareció la magia de Neymar. Se quemó como papel de fumar por ese costado una y otra vez, ya que anteriormente con Mariano estuvo muy bien marcado y poco activo. El equilibrio era muy importante en el juego de una y otra parte, pero en el fatídico minuto 91 viene la expulsión de Banega por derribar a un contrario en una ocasión manifiesta de gol. Esta vez la falta fue sobre Neymar. Desde ese momento el Sevilla se vino abajo y su jugador más importante en la canalización del juego ofensivo ya no estaba en el verde y eso lo notó el equipo muchísimo. Para más inri, en la prorroga y tras un gran movimiento a pasillo interior de Neymar con arrastre a su lateral derecho Coke, deja un pasillo para Jordi Alba que estaba muy mal defendido por el canarión Vitolo. La bolea del lateral coló el balón en la portería de Sergio Rico, aunque el maestro con un pase milimétrico fue el mejor futbolista del mundo, Leo Messi. ¡Qué gozada verle por sobre el verde! Cuando tienes a Messi en tu equipo esperas siempre algo más y, cómo no, en el minuto 120 en un pase inventado del argentino a Neymar, el brasileño finalizó con una plasticidad y belleza extraordinaria y finiquitando el partido. ¡Qué bueno es el 10!

Cuando terminó el encuentro se desató una explosión de alegría y jubilo entre los jugadores azulgranas y su cuerpo técnico, entrando al verde del Vicente Calderón para abrazar y besar a sus jugadores. Luis Enrique, que vivió el partido con una energía y unas protestas muy continuadas en entradas sobre sus futbolistas, dejó el protagonismo a sus jugadores, ya que nadie más que él sabe que tiene en sus filas a los mejores jugadores del planeta y con ese potencial ganar las finales es más fácil. Amigos, quedó muy clarito. El fútbol en esta final fue de Piqué, Iniesta, Messi, Neymar, Banegas, Vitolo, Mariano, Gameiro, Rico o Ter Stegen. Ellos fueron los verdaderos protagonistas en una final que se resolvió en los últimos latidos de un partido que tuvo de todo y 30 minutos más de regalo. Felicidades a los dos equipos por el espectáculo ofrecido. ¡Qué bonito es el fútbol de los futbolistas!

Iniesta levanta el trofeo que acredita al F.C. Barcelona como campeón de la Copa del Rey 2016./AFP

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Sobre el autor

Entrenador de fútbol y tinerfeño. Ha pasado por multitud de banquillos guipuzcoanos, entrenando a equipos como el Lagun Onak, Beasain o Real Unión, entre otros, antes de recalar en la Real Sociedad en 2001. En el club txuri urdin estuvo nueve temporadas en varias fuciones, como la de ayudante de Periko Alonso o de Gonzalo Arconada.


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