La jornada novena del campeonato de la Liga Santander deparó grandes duelos en las alturas, ya que se enfrentaban los seis mejores clubes del fútbol español sobre el papel, es decir, un Valencia- Barça, un Sevilla- Atlético de Madrid y un Real Madrid- Athletic de Bilbao, además de dos derbis como el Celta – Deportivo y el Real Sociedad – Alavés.
El éxito está sujeto al trabajo del día a día, a la perseverancia, la entrega y la dedicación. Todas estas cualidades son piezas claves para conseguir los objetivos marcados. No conozco otra manera de alcanzar los triunfos sin un trabajo con muchísima cultura del esfuerzo, pero también con un añadido: Desaprovechar el talento es un insulto y una falta de respeto a esos jugadores que con su calidad y cualidades individuales hacen mucho mejores a los que actúan a su al rededor.
Eusebio Sacristán dio con la tecla en su once ideal el día que jugó con los Pío, Pío, en Anoeta, pero cambió en Ipurua y se estrelló en su toma de decisiones. Rectificó ante el Betis y volvió a jugar con el mismo sistema y casi los mismos futbolistas y el equipo ganó. En San Mames repitió y perdió, pero reforzó al grupo diciéndoles que tenían otra oportunidad para demostrar que él no estaba equivocado. Y sus futbolistas con su rendimiento le dieron la razón, ya que con todo merecimiento ganaron a un Alavés muy menor y muy escaso.
Pero vamos al partido. La Real llevó la voz cantante del encuentro desde el pitido inicial con muchas ganas de agradar a los aficionados que se acercaron al campo de Anoeta después del varapalo de Bilbao. El costado derecho con el trío Carlos Martínez, Prieto y Carlos Vela fue un gran agujero donde el equipo realista encontró una y otra vez la forma de llegar con peligro a la portería del extremeño Pacheco. Desde ese costado llegó el primer gol del ‘capi’ Xabi Prieto y a partir de ese momento el equipo de Eusebio se gustó y fue infinitamente superior a un equipo que no se parecía en nada al que empató en el Calderón, ganó en el Nou Camp, y perdió en Valencia y Sevilla por la mínima. El conjunto de Pellegrino estaba dando una imagen lamentable y parecía muerto -mucho más después del gol de la Real-, aunque también es cierto que en los pies de el canarío Edgar tuvo el empate en un duelo que Rulli abortó con el pie y luego Camarasa lanzó fuera. J justo en ese momento se acabó el Deportivo Alavés porque fue un equipo que se replegó a su propio campo y sus continuas pérdidas de balón de sus jugadores tuvieron unas consecuencias grandes, ya que el control del balón y el control de juego fue siempre del equipo donostiarra.
En el segundo acto y viendo lo que ocurría sobre el verde Pellegrino movió ficha y cambió a Dani Torres por Christian Santos para darle al equipo un poder más ofensivo. Pero resultó más de lo mismo. No era el día de los babazorros y en una falta lateral que lanzó Illarra y el balón quedó suelto en el costado izquierdo apareció Raúl Navas. Hizo un mal golpeó pero el balón llegó al corazón del área y apareció Willian José, que con un control mágico y un sombrero sobre el cancerbero Pacheco hizo un gol de una belleza extraordinario,de una calidad técnica brutal. Golazoooooo. Este tanto fue un golpe muy duro que noqueó por completo a un equipo que no tenía su día y que remató Vela con el tercero de la tarde, tras un gran pase del niño Oyarzabal. A partir de ese momento los visitantes fueron muy inferiores en todos los terrenos a una gran Real Sociedad.
Ahora, antes del parón, llegan dos encuentros ante dos equipos madrileños. El primero, el Leganes de el guipuzcoano Garitano y después en Anoeta el Atlético de Madrid del Cholo. Serán dos encuentros para seguir apostando por ese once que le dijo al míster “con nosotros puedes contar ya que no te vamos a defraudar”. Tenemos ya un once reconocible con un equilibrio entre trabajo, fuerza, potencia y una calidad individual de medio campo hacia arriba brutal. Este es el camino. Lo que funciona no se mueve. Míster, zorionak.