La hora ya llegó para ti y dentro de poco para mí.
La verdad es que ahora mismo debería estar haciendo otra cosa pero no hay nada mejor que dejar lo que urge por lo que importa. No tengo nada material para tu cumpleaños, pero como sé que te gusta leer espero que disfrutes con estas breves pero honestas palabras que esta noche te voy a dedicar.
No sé cuándo nos conocimos pero poco a poco sin darnos cuenta se fue construyendo algo especial entre nosotros que hoy hace que sigamos unidos. Cada vez hablamos menos y aunque pensarlo me apena, sé que estás para mí como yo lo estoy para ti. Tengo esa certeza creada a base de conversaciones, expresiones y experiencias que hemos compartido, pero sobre todo por lo que no nos hemos dicho pero hemos entendido el uno del otro. Has sido mi amigovio social, mi compañero de penas y alegrías sentimentales, pero lo que más has sido es un amigo.
El respeto ha sido un pilar fundamental para sustentar todo lo que tenemos entre manos, pero no solo eso, nos hemos admirado y valorado (como diría un cura “en lo bueno y en lo malo”, y mira que en lo malo la hemos cagado veces). Pese a todo nos queremos por nuestras virtudes pero más por nuestros defectos. Es más conocer, compartir y aceptar nuestros defectos ha hecho que hoy sigamos siendo amigos, de esos que no hablan tanto como quisieran pero de los que no pierden la confianza por mucho tiempo que pase. Todas mis locuras tenían tu apoyo, sin juicios, sin preguntas. Sabes más de mí de lo que te he contado y me gusta que sea así. Somos un par de soñadores que casualmente nacieron el mismo día.
Felicidades.