Estoy saliendo con este chico desde hace un par de meses.

Nos vemos dos o tres veces por semana y la cosa parece que funciona. La semana pasada me preguntó que por qué no dejaba un cepillo de dientes en su apartamento. La invitación estuvo bien lo que pasa es que ya hay otro cepillo de dientes ocupando mi presumible futuro lugar.

Lógicamente ese fue el momento perfecto para preguntar por el segundo cepillo. Y su respuesta fue que como se cepilla de una manera peculiar (lo de peculiar lo añado yo, porque sí que es cierto que lo hace de una forma poco común) que los gasta muy rápidamente. Respuesta correcta, yo misma tengo dos.

Lo que pasa es que no es el único objeto que me ha hecho sospechar en estos dos meses. En mi última incursión encontré en el baño un espejo de Sephora. Al preguntar, porque ya una no se corta, me dijo que el espejo es de su madre de cuando vino a visitarle. Y es más que lo utiliza para cortarse el pelo, pero que nunca lo había visto porque no se corta el pelo todos los días.

El último objeto son estas bragas.

Lo mejor de todo es la historia que me contó. Cada semana un empresa viene a recogerle la ropa sucia a casa, se la lleva, la lava, plancha y devuelve perfecta para un nuevo uso. Básicamente, no era la primera vez que el servicio de lavandería cometía un error dejando prendas que no son suyas en su bolsa. Es más que a él también le han faltado cosas. Incluso bromeó diciendo que seguro que hay más personas teniendo esta conversación ahora mismo.

Curioso todo, verdad! y sobre todo entretenido! De momento me tomo las cosas con humor, pero no voy a dejar mi cepillo de dientes.