El pasado sábado en Garoa (ya sabéis, la librería más top de todo Gros… y todo Donosti) hubo sarao. De los bonitos. El cantante irlandés Tristan Crowley presentó su primer disco y el lugar no podía ser otro que un sitio rodeado de libros y decorado con mucho mimo. Como él dijo, “es un concierto especial al ser en una librería, donde viven las letras. Me parece una buena localización para poder poner voz a las palabras”.
Antes de que el de Cork entrara en acción, Iker Lauroba fue el encargado de calentar el ambiente. Magnífica voz acompañada de la dulzura de una joven Sara que dejó boquiabierto a más de uno. y, de repente, silencio. Desde la entrada a la librería se oían unos pasos, unos acordes de guitarra y una suave voz. Crowley llegó hasta el final del pasillo, donde le esperaba una banda improvisada, y empezó a sonar todo en conjunto.
Según explicó en varias ocasiones, Tristan le da mucha importancia a las letras de las canciones, las cuales son creadas a partir de sentimientos propios, vivencias, etc. Estaba muy emocionado de estar aquí, se le notaba. Y es que este jovenzuelo empezó a cantar en Alemania y, desde 2005, en Euskal Herria, aunque sus primeras canciones las dio a conocer al público en las calles de Irlanda. “Es un placer volver a casa y tocar con amigos”, decía.
Fue un atardecer perfecto acompañado de una melodía idónea.