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Javier F. Barrera

Donostistorias

Eduardo Madina: El Shock del Futuro

Hubo un tiempo en Donosti que cada mañana, en verano, bajábamos en coche el Paseo de la Fe, que une la cuesta de Aldapeta con Miraconcha con tres curvas templadas y amplias, cuajado en sus flancos por villas de ensueño donde vivieron en su día mis primos Díaz Larzabal, todos los Berraondo o los Ezkerra.

Nos sabíamos de carretilla todos los nombres de estas casonas, y las recitábamos en un juego que suponía esperar en el interior del Seat 600 a que se viera el nombre de la villa y, como en el juego de adivinar anuncios de la TV, ganaba el que la decía primero: Jama Jampac, Txoko Txiki, Villa Izartxo, recuerdo todavía algunos de sus nombres.

Para mí, que era un crío en las postrimerías de la década de los setenta, era como un camino secreto. Ahí TENÍAN que pasar cosas.

En el seno interior de la segunda de las curvas, según bajas a la Concha, había un chalecito blancurrón y todo mono que, mientras bajábamos en el 600 matrícula SS-84148 a los mandos de mi madre y con mis dos hermanos pequeños atrás mientras cantábamos a voz en grito “Hemos ganao la bandera del Bilbao el portero medio muerto y el balon pintxao/Hemos perdido pero nos hemos divertido/Txim-Pún”, tenía una señal informativa.

La estoy viendo. A media altura. Un rectángulo acabado en flecha, quiero recordar, que en las letras negras interiores tenía escrito: “Consejo General Vasco / Eusko Jaurlaritza”.

Para mí, que apenas era un preadolescente, aquello significaba ‘algo’. Ahí estaban pasando cosas de las que yo quería saber.

Justo acababa de morir el dictador Franco y la vida en blanco y negro empezaba a ser a todo color, como los canales franceses A2 y algunos programas de FR3, porque TF1 era completamente en blanco y negro. En TVE Mazinger Z era en blanco y negro y a veces en color mientras en A2 Goldorak era siempre en color. No sé si me siguen. Dependía de si tus aitas tenían pasta para pillarse una tele en color o no la tenían.

Paro un momento y buceo en Wikipedia para ver cuánto me falla la memoria, pero no. Ahí estaba el Consejo General Vasco y, además, en las fechas que cuento. La delegación en Donosti, vaya. Luego echaron a bajo el chalecito y en su lugar hay una valla que da lugar a una urbanización horrible de ladrillo colorado.

Ahora, mirar la foto de arriba. Eduardo Madina le está hablando a un busto de Ramón Rubial, primer presidente del Consejo General Vasco, un mito elevado a los altares del socialismo vasco y español. Un referente. Muchos creen incluso que fue lehendakari aunque realmente ‘solo’ fue presidente de este órgano preautonómico, el Consejo General Vasco.

Es decir, comandó el origen de la autonomía vasca, por resumir, mientras vivía el lehendakari Leizaola, sucesor de Agirre; y antes de que llegara Garaikoetxea.

Eduardo Madina, que acaba de presentar su candidatura a dirigir el PSOE no hace ni una hora, parece apoyar su candidatura en Ramón Rubial, que llegara a ser presidente también del PSOE y en torno a quien existe un amplio consenso por su lucha en la clandestinidad y posterior carrera política ya en la transición democrática.

Pero no. No es ese su mensaje completo. En una sociedad española viejuna en cuanto a quienes todavía mandan    -recuerden la gran frase de @mimesacojea “¿No se os está haciendo muy laaargaaa la Transición?”- un tipo como Eduardo Madina necesita buscar atrás para lograr ir adelante.

Atrás, está claro, es Ramón Rubial.

¿Y el #Forward, como dice Baarck Obama? Es decir, ¡Adelante!





Pues hay que volver a clase, a la Universidad, y recordar lo que nos enseñaron. Dice la compañera Paula de las Heras en su crónica titulada “Madina promete un «shock de modernidad» para el PSOE y para España” que “Eduardo Madina ha esperado a que se abra oficialmente el proceso congresual en el que el PSOE elegirá a su nuevo secretario general para dar el paso al frente que muchos le habían reclamado, hace ya dos años, y sobre el que tanto dudó. Junto al busto de Ramón Rubial, bajo la claraboya del Senado, con una camisa azul claro remangada y unos vaqueros desenfadados, el diputado vasco ha anunciado su candidatura para la “producción -ha dicho- de un shock de modernidad”.

Y me ha saltado una chispa.

¿Qué demonios es un shock de modernidad?

Pues no es más que la segunda parte del mensaje que quiere transmitir.

El que completa con su mención a Ramón Rubial.

El ‘shock de modernidad’ apela directamente a una de las obras más significativas del pensamiento, obra de Alvin Toffler, tan mal citado como peor leído, quien define el término ‘shock del futuro’ como “demasiado cambio en un periodo muy corto de tiempo” (“too much change in too short a period of time”, en Wikipedia)

¡Upssss!

¿No es esto lo que piden las bases socialistas?
¿Los votantes desencantados?

¿No es lo que está diciendo Podemos que quiere hacer?

PD
No hay mejor (No) Future que el retorno a la ortodoxia (Punk).

NOTA
Este artículo está dedicado al 600 SS-84148 y a sus habitantes de aquellos años setenta, Maite, Txuri y Kike. El aita llegaba luego y salía por la escalera del Eguzki…

Regreso a la ortodoxia punk

Sobre el autor

Nacimos en Donosti con el Baby Boom de los sesenta y nos encontramos en mitad de todo: de nuestra vida, de nuestros sueños y de nuestros fracasos. Es hora de recuperar la ilusión perdida y nada mejor que un regreso a la ortodoxia Punk para criticar todo con una sonrisa.


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