Alguno podrá pensar que sobran los matices sobre lo que
supone la Real
para el guipuzcoano, pero lo que quiero expresar es la avalancha de jóvenes que
han vivido un hecho histórico y que eso les ha metido de lleno en la piel txuriurdiñ,
ya han vivido un espectáculo inolvidable, lo han disfrutado, lo han hecho suyo
en definitiva y van a ser realistas hasta la muerte.

Nos extrañamos cuando viajamos por toda la piel de toro y
encontramos seguidores de la Real
donde menos te esperas y todos te cuentan que se hicieron de la Real cuando vieron que con su
forma de ser era capaz de ganar dos ligas a los que dominan las finanzas
futbolísticas. Se hicieron entonces de la Real y nunca dejarán de serlo.

He visto riadas de
jóvenes realistas que ya han experimentado lo que se siente en un momento como
el que vivimos el pasado domingo y se han metido hasta dentro el sentimiento
realista. Eso es lo que quiero decir y para mí lo más importante para el futuro
de esta entidad que es un símbolo, un sentimiento inquebrantable para la
sociedad guipuzcoana.

Es difícil resumir en pocas líneas todo lo que ha pasado
para llegar a la meta con el éxito de un ascenso, pero la palabra alegría
estará entre las primeras a las que hay que recurrir para explicar la sensación
de un momento inolvidable. Elevando el tono llega la euforia, que también está
ahí, y más, porque cada uno se hace un mundo de lo que para él o ella supone
que la Real haya
logrado el campeonato de Segunda y regrese a Primera.

Servidor había sido periodista de la Real de Primera hasta el
triste descenso de hace tres temporadas y les aseguro que ha sido como caer en
el infierno, un castigo que convendrá evitar que se repita de cualquier manera.

La Segunda División,
además de ser eterna y que nunca acaba, es el cobijo para jugadores y equipos
con artes maquiavélicas. Aunque parezca absurdo, las intrigas son más evidentes
que en la máxima categoría, en la que se notan otra formas. Hay mucho
marrullero en Segunda y te queda una sensación extraña de que además de lo que
uno se juega en el campo hay intereses en los despachos que te superan. Quede
ahí la maldita Segunda y ojalá cueste tantos años como en la experiencia
anterior regresar a ella.

El domingo, Gipuzkoa entera se trasladó a Anoeta, casi tantos
fuera como los que pudieron entrar en el estadio. Fue algo impresionante,
porque aquella kalejira no acababa nunca, pequeños, muy pequeños, talluditos,
jóvenes y mayores vivían un día inolvidable que tuvo como continuación una
noche muy larga para muchos de ellos. Ayer el recorrido se ampliò a la provincia y la alegrìa era evidente. Como para no festejarlo, después de
haberlo esperado tanto tiempo.

La
Real ya es de Primera, todos somos de Primera y vamos a hacer
de esto un patrimonio propio que entre todos engrandezcamos hasta convertirlo
de nuevo en aquella pasión que se presentó al mundo con las credenciales de
equipo modesto, pero capaz de llegar a lo más alto. Pido mucho, ya lo sé, pero
cuanto más alto nos pongamos el reto más arriba llegaremos. Zorionak Gipuzkoa!