No soy partidario de sacar conclusiones de lo que ha sido la
pretemporada –tras la peor que recuerdo fuimos segundos en la Liga-, eso les queda a los
técnicos que han tenido que marcar un rodaje para tener la plantilla a punto
para cuando llegue la hora de la verdad. Y aquí estamos, a punto del banderazo
de salida con el ilusionante regreso a Primera División.
Estuve el domingo en Pamplona, fuí al Reyno de Navarra –me
cuesta dejar de llamarlo El Sadar- y me encontré con algo más de lo que
esperaba. La primera media hora de la
Real fue espectacular y no quiero creer que todo fue por
culpa de un Osasuna que ha sido incapaz de ganar un solo partido de su
pretemporada.
La Real
quiso el balón, lo movió con mucha idea y llegó con bastante soltura al área de
Ricardo. Toda una revelación el recién llegado Sutil. Magnífico como ya
sabíamos Joseba Llorente y del resto ya les conocemos en este equipo y sabemos
que se dejan hasta las pestañas La segunda parte fue más “motela”, un poco
pesadita y ya saben que la numerosos cambios alteran el guión. Pero que a falta
de unos pocos días para que empiecen a contar los resultados se vea al equipo
así alimenta esa ilusión que todos recuperamos con el regreso a Primera al
final de la pasada campaña.
Tenemos ganas de volver a la competición, olvidar también ese
rollito que ha dejado ampollas sobre el futuro de los chavales que en algunos
casos valoran más irse por ahí que permanecer a la espera de alguna oportunidad
en la primera plantilla o jugar con el filial en una Segunda B que promete
mucho. Noto a Lasarte afectado por algunos episodios en ese sentido,
especialmente el de Viguera que espero se haya solucionado con la aceptación
final del jugador de quedarse en la Real.
Pero ¿qué pasa con Albistegi? No puedo creer que le parezca
poco estar en las puertas de la
Real de Primera o seguir luciendo en el Sanse de esa
categoría que va a ser tan potente.
El domingo empieza una nueva época y vamos a ver si podemos
disfrutarla.