Que el positivo se ha detectado es un hecho. Que luego haya
abogados capaces de frenar las consecuencias con el siempre intentado “defecto
de forma” es otra cosa, pero el sólo hecho de que se sospeche un positivo del
tricampeón del Tour es otro golpe donde duele a un deporte que no sale de una y
entra en otra depresión.
Contador habla de una intoxicación alimentaria y es posible
que no sólo que lo sea sino que lo puedan demostrar porque se supone que han
puesto en marcha toda la maquinaria que pueda anular la sanción, pero de verdad
que no hay mañana en que uno no se desayune con el temor de conocer golpes
mortales para este precioso deporte que por fas o nefas está siempre en entredicho.
¿Cómo hablamos ahora de limpieza si hasta el mismísimo número uno mundial está
metido en las tinieblas de la duda?
Con Valverde en el dique seco, Ulrich borrado del mapa
ciclista, Amstrong acusado con datos de doping continuado…ahora Contador con
Clembuterol, no hay forma de recuperar el sentido. Que lo aclaren cuanto antes,
pero estos golpes nos hacen descreer, tiran por tierra nuestras ilusiones de
aficionados más incluso que de profesionales con muchos años a rueda de los
ciclistas. Para mí, la sospecha ya es un palo y si han tardado más de un mes en
hacerlo público todavía peor. Que Dios nos coja confesados con la que se va a
armar. El ciclismo pierde otra batalla. Nos vuelven a señalar con el dedo y así…