Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando mi compañero Pedro Soroeta me puso al tanto del accidente de Miguel Santos. Empezaba el programa de radio y me metí en medio de la confusuón mental que tuve que ordenar entre mis ideas para hilvanar la información que ofrecer a los oyentes. Las primeras noticias eran muy preocupantes y seguimos en esa preocupación hasta que dé señales de vida en el plazo de las primeras 24 horas que los doctores catalogan de fundamentales.
Miguel es una persona luchadora, un desparpajo tremendo para hacer todo lo que ha hecho y, especialmente en nuestro deporte, un puntal para conseguir logros como el de ese GBC que ahora pasa apuros pero que en el 2012 fue capaz de movilizar a una gran afición para disfrute general. Impetuoso e impulsivo, es el clásico personaje capaz de conseguir muchas cosas a base de tenacidad y eso es lo que ahora le hace falta, seguir ese mismo camino para permitir una sonrisa a tantos amigos que aguardamos en vilo las noticias desde el Hospital. Las últimas son bastante mejores que las primeras, así que vamos por el buen camino. Miguel sigue siendo un luchador.