Una persona sensata debería darse cuenta a estas alturas del partido que una acusación, por mínima que sea, de dopaje tiene una trascendencia de valor incalculable, de recorrido infrenable y el daño que produce resulta tan irreparable como la peor enfermedad que te puedan pronosticar. De nada vale intentar dar marcha atrás, no hay retorno, […]