Sabíamos que una cosa lleva a la otra y que, casualmente, cuando en el Madrid andan moscas con el futuro que pueda tomar Xabi Alonso con contrato terminado al final de la próxima temporada, allá de donde ficharon al tolosarra y que ha sido una de las mejores llegadas en el club merengue en años, en el mismo equipo donde le pescaron surge otra estrella que les ha deslumbrado.
Y qué mejor que repetir la historia? Cuando además es el primer capricho que le pide al presidente madridista el nuevo entrenador, con el que tiene que llevarse bien para hacer olvidar las secuelas que ha dejado en el vestuario madridista el anterior técnico. Esta Eurocopa sub21 como comenté en mi anterior cita en este blog nos iba a matar y el 31 de agosto, cuando termine el mercado de verano haremos balance.
Porque Illarramendi estaba ahí pero el Madrid había puesto en la mesa de la Real al comienzo de la pasada temporada diez millones de euros por llevarse a Rubén Pardo y la mitad para aspirar a Iñigo Martínez… Illarra todavía no les seducía, hasta que la cita internacional les ha abierto los ojos. Les va a costar caro si quieren llevárselo, porque no voy a dudar de la firmeza de Aperribay (“no pienso coger e teléfono” nos dijo el presidente) porque aunque haya hablado con Florentino, que lo cortés no quita lo valiente, no les queda otra que convencer al chaval, ponerle en sus manos un pagaré de treinta millones de euros y situarlo en la LFP para comprar su libertad. No hay otra, no debe haber otro camino, hay que aguantar el tirón, por mucho que el aspirante sea ese Real Madrid al que en la Real respeta tanto por sus repetidas colaboraciones (amistosos para apertura de Anoeta, centenario y demás…)
No podemos romper la ilusión de una afición que entiende que con los mejores mimbres en casa puede prolongar el idilio deportivo que llevamos a gala.