Ya está aquí, ya llegó el relevo. Moyes ya trabaja en la Real. Me extraña que a estas alturas no hayan captado algunos los principios sólidos con los que se conduce Jokin Aperribay, capaz de llegar al límite con sus apuestas y a fé que la de Arrasate fue una resistencia feroz a terminar con el proyecto, todavía en el último ante el Málaga confiaba el presidente que el joven entrenador podría dar la vuelta a esa dinámica negativa que se había apoderado del equipo. Pero no pudo ser y entonces y sólo entonces puso en marcha la maquinaria dirigida en una sola dirección. Yo creo que lo de Mel era una operación b pero sólo en el caso de que Aperribay no lograra su propósito, su apuesta de convencer a David Moyes para dejara su retiro de Inglaterra y trajera sus maletas a Donostia.
Fue a medianoche, es verdad, pero la negociación fue dura y teniendo en cuenta la parafernalia de estos casos, representantes de aquí y de allá por el camino, abogados que interpretaran hasta la letra pequeña del contrato, porque si bueno es el presidente de la Real con la minuciosidad de sus papales, nos ha venido otro de parecida meticulosidad y eso es lo que les llevó a mantener el pulso que se suavizó a partir de que, en viaje secreto de los más secretos que se puedan planificar, Moyes viajó la pasada semana a Donostia con parte de su familia y la bella Donostia hizo mucho por la labor. Estaba más cerca la salida del que fue técnico del Manchester de sus islas de toda la vida. Le esperaba la Real.
Total que en una rueda de prensa espectacular, bien llevada por cierto por Luis Arconada y Jorge Sánchez, los jóvenes que mantienen el contacto del club con los medios de comunicación, supimos lo que piensa Moyes y lo que les viene a los componentes de la plantilla. Ha venido sólo, pero por poco tiempo, porque quiere estudiar lo que hay por aquí y luego hace la carta a los reyes de Anoeta para que le completen el plantel. Avisa que su fuerte es entrenar “En eso soy bueno”, al menos así de contundente lo tradujeron “Pero también muy duro con los futbolistas”. Encima lo anuncia así que ya estñan temblando en Zubieta, porque algo así nos estaba faltando. Un entrenador que viene sin conocerles y que confianzas, las justas. A jugar, pocas palabras y más hechos “Necesitamos que los seguidores, que espero que nos animen mucho, salgan encantados de los partidos, que hagamos jugadas que les levanten de sus asientos, con esa intención vengo”.
En la distancia corta, que pude tener durante unos buenos minutos al final de la rueda de prensa, se expresó como muy cercano, si me apuran hasta tímido, muy parecido a como somos por aquí. Tampoco vale una primer impresión para sacar demasiadas conclusiones, pero la entrada de Moyes ha aportado nuevos aires y dio la sensación, por todo, de que la Real vuelva a volar muy alto. Lo iremos viendo y ojalá que disfrutando.