No sé qué pasa, pero de un tiempo a esta parte hay más críticas que satisfacciones por las sentencias judiciales. Que si la justicia no es igual para todos, que hay agravios comparativos, que si esto, lo otro o lo de más allá, pero todos imaginamos una sentencia prevista y como no coincida con la emitida por su señoría pensamos en componendas o chanchullos.
La penúltima ha sido la sentencia de la Oparación Puerto, algo que nació con afanes polìticos de quienes aspiraban a crecer en el escalafón en la idea de erradicar el doping del deporte español y resulta que ha terminado siendo la mayor vergüenza internacional en la matería. Observo que salvo los encausados, nadie está de acuerdo con que la jueza se quiera cargar las bolsas de sangre, esas tan traídas y llevadas bolsas de la sangre de deportistas que acudieron a mejorar presumiblemente de forma ilícita sus prestaciones a base de transfusiones prohibidas por el reglamento.
Pues nada, argumentos tendrá la jueza para determinar lo que ha determinado, pero me gustaría acordarme ahora de esos deportistas, auxiliares y empleados del equipo de la Comunitat Valenciana, bilipendiados y expulsados del equipo como auténticos delincuentes y que se tuvieron que ir al paro sin esperar siquiera a los resultados del juicio. Y de otros equipos también, casualmente sólo ciclistas, cuando la juerga hubiera empezado ahora al descubrir las maneras de deportistas de primera línea que también parecían envueltos en la trama.
Hubiera sido sano, fuera quienes fueran los afectados, saber quién andaba en esas artimañas, porque aunque sanciones por lo que parece ya no iba a haber visto el resultado del juicio, hubiern puesto a cada uno en su sitio y si había doscientas bolsas de sangre requisadas, por qué sólo se desvelaron los nombres de medio centenar de ciclistas y los demás quedan en el secreto más cruel con los castigados. Recomiendo a los afectados querellarse con quienes les han quitado el pan y que paguen bien el político que aspiraba a ministro o los polocías que llevaron el caso o quien sea, pero se ha hecho un daño inútil a mucha gente. Esto tenía que haber sido o todos con el culo al aire o pasar palabra, como han hecho con la mayoría. Vergonzoso a fin de cuentas.