Hay veces en que uno prefiere no tener razón con tal de que de ello se puedan beneficiar en este caso los componentes de ese equipo Euskaltel Euskadi que vive momentos de zozobra. Cuando asomó la empresa de Alonso como “salvadora” de un equipo que se iba al garete había que leer la letra pequeña y una vez leída llegamos al bajón que ha supuesto saber que no se salvarán ni siquiera los contratos de los corredores que tenían firmados más años.
Lo que ofrece la empresa del piloto no va más allá de una inversión para obtener negocio rentable de salida y eso, tal y como ha sido la cosa no podía ser. Escribe compungido mi compañero Benito Urraburu que la cuerda que unía a los representantes de ambas partes se ha roto y que el equipo se va a la deriva como no surja alguna opción intermedia como meterse en el grupo Continental en el tiempo en que duran los contratos en vigor. No parece tampoco que ese sea el planteamiento de la empresa así que tendría que sentarse uno por uno con los corredores y técnicos que tendrán contrato pero no equipo en el que trabajar.
Mientras tanto, el grupo de Alonso, que sólo quería corredores para hacer número necesario y la licencia para poder correr en los más altos niveles, quizás siga con su idea de entrar en el ciclismo, pero parece poco menos que imposible que haya acuerdo para que se pueda finiquitar con cierta dignidad el equipo vasco que durante tantos años ha teñido de naranja nuestras ilusiones ciclistas. El tiempo nos lo dirá.