Queda atrás aquella calurosa noche de Zaragoza en que la Real logró alzar la Copa tras imponerse en los penaltis al Atlético de Madrid. Y digo que queda muy atrás, porque la travesía ha sido dura y frustrante. La Copa se convirtió en una competición maldita para la Real desde entonces, porque aunque jugara la final del año siguiente lo que ha llovido desde el 88 que fue la derrota con elm Barça en el Bernabéu hasta hace un año todo fueron golpe tras golpe y a veces hasta con rivales de dos categorías más atrás. Por eso es momento de volver a la Copa.

En la pasada temporada los de Arrasate lograron alcanzar las semifinales, también curiosamente eliminando en octavos al Vilarreal, con el que se vuelven a ver a la misma altura de la comnpetición, aunque esta vez primero en El Madrigal y la vuelta en Anoeta. Quizás recuerden que no hubo goles en Anoeta y que el único de Javi Ros en campo castellonense nos metió en los cuartos que se jugaron a medias, porque tocó enfrentarse al Racing de Santander en momento crítico y tras el 3-1 de Anoeta, el choque de vuelta se suspendió porque se negaron a jugar los futbolistas del Racing para reivindicar sus derechos y la continuidad dl club que estaba tan en entredicho.

Recordar la semifinal del Camp Nou es ver el flash de Mascherano casado con Vela, del brazo del mexicano hasta el mismo punto de penalti a donde no se atrevió a señalar el árbitro González González, con posibilidad de que aquella eliminatoria tomara otro camino del equ luego tomó. 2-0 en Camp Barça y 1-1 en la vuelta de Anoeta, para dejar, en cualquier caso, bien alto el pabellón realista y cortar una racha infumable.

Pues ya estamos de nuevo en esta competición que ha abierto un nuevo tiempo y de salvar estos octavos el camino se puede abrir contra Getafe o Elche y luego contra alguno de los tres grandes a los que ha vencido la Real en las citas ligueras. En el Madrigal se escribirá la siguiente página tras eliminar al Oviedo en la primera y con la ilusión de que la Real vuelva a ser copera.