Al buscar datos antiguos suelo toparme con una fotografía en la que se ve, cuando era un pirulí, cómo entrevistaba a José Luis Orbegozo encima de unas piedras que eran las primeras que se removían en Zubieta. Aquel hombre y su equipo pelearon con uñas y dientes para que, aprovechando los dineros que daban para campos del Mundial 82, pudiera construirse en la vaguada de Zubieta el futuro campo dela Real.Comocon tantas otras cosas, surgió la negativa con altas voces que impidieron avanzar aquel proyecto.

Durante muchos años pasó a ser el escenario de entrenamientos de la primera plantilla, pero con muy limitados medios como para hacer lo justo. Recuerdo que el amigo “navarro”, que ejercía de conserje del lugar con unos cuantos perros que había que evitar cada mañana, se las componía para quela Realtuviera al menos aquel lugar de trabajo en el que preparar sus partidos. Se llegó a construir un pequeño frontón de pádel en el que había partidos muy enconados. Ormaetxea tenía montada una pajarería en un local vacío de la parte superior, era su hobby cuidar a aquellos pajarillos a diario… En fin idílico.

Pero hubo cambio de normas, llegaron los sargentos y cerraron a cal y canto el lugar, empezaron monumentales obras y ha sido ahora, veinticinco años después, cuando han decidido mostrar abiertamente lo que es una especie de palacio para el cuidado de nuestros futbolistas. Bienvenida sea la idea y que dure el afán por hacer partícipes a todos los que componemos la Real lo que el club posee. El dinero lo hemos puesto todos, aunque el gusto para emplearlo haya sido de los diferentes dirigentes, con mayor o menor acierto. Pero el de Zubieta, después de comprobarlo in situ, hay que decirlo bien alto, es un ejemplo de bien hacer