Los números cantan, frase que repetimos con asiduidad quienes delante de los micrófonos tenemos que justificar que tal vez seamos un poco pesimistas. Se usa menos cuando es para ensalzar, porque eso ya va adornado de palabras bonitas que no precisan de añadidos del periodista. Sin ir más lejos, si el resultado del sábado en Sevilla en lugar de favorecer a los béticos se hubiera decantado del lado de la Real, tendríamos quince días hasta el siguiente partido cantando las glorias de nuestro equipo en zona champions. Vamos, lo que hace ahora mismo la prensa de Sevilla con su Betis.

¿Y qué me dicen de las estadísticas? Aquí si que es una juerga. Si nos van mal porque se repiten los malos resultados tenemos guardada una frase de la que echamos mano: Están para romperse. Pero si nos favorecen hay que alardear para que siga la racha. Porque ahora mismo estamos en el dilema de la botella, que si medio llena o medio vacía. Y va a depender de la estadística a la que queramos referirnos. En Anoeta, la Real hace lo que pocos, elogios y más elogios y fuera hace también lo que pocos, porque los números no pueden ser peores, palo tras palo.

Costará encontrar un equipo que en dos temporadas anteriores y siete partidos de ésta haya jugado 42 fuera de casa y sólo haya ganado 6, o que haya perdido 30, porcentaje ciertamente asustante. Lo malo del tema es que quienes lo contamos hemos de recurrir a los méritos, casi siempre hemos merecido más, pero el resultado siempre es el mismo. Al revés en Anoeta. Desde la última temporada de Lillo en que la Real consiguió algo también poco común de sumar un punto más en sus salidas que en los partidos de Anoeta, había que convertir el estadio donostiarra en un fortín y Lasarte lo logró, más tarde Montanier mantiene la misma tónica. La Real ha recuperado su fortaleza en casa, algo grande, pero la mitad del campeonato se juega también en otros campos.

Así que las estadísticas seguirán en las mismas, si vamos fuera el mensaje es que estamos más cerca de romperla y si es en casa, que se prepare el siguiente. O sea, nada menos que el Atlético de Madrid… Unos recontando las urnas esa noche y otros queriendo comerse a los colchoneros.