Alberto Moyano

El regreso de ‘La ciudad se mueve’ a las noches de los jueves en
Teledonosti llegó anoche de la mano de la polémica –o habría que decir
las polémicas– que rodea en San Sebastián la actividad de los bares, ya
se sabe, esos sitios que, además de molestarnos al parecer tanto los
vecinos, nos sacan de apuros cada vez que nos venden ese pan y ese
tabaco de urgencia, cuando todos los demás comercios ya han cerrado.
Ruidos, horarios, precios y calidad del servicio fueron los ejes sobre
los que gravitó el debate, que contó con la presencia de dos concejales
–Enrique Ramos y Denis Itxaso–, y tres hosteleros –Mikel Ubarretxena,
Enrique Serna y Ainhoa Goikoetxea–, abocados a defender el bueno nombre
de su profesión, bajo sospecha permanente de lucro desmedido, vía
precios inflados, vía explotación de camareros.
Los bareros, que negaron las acusaciones –con cara de poquer en algunos
casos  y vehementemente en otros–, tuvieron en Senra a su
protagonista involuntario. El hostelero de Gros se empeñó en leer
varios textos que se trajo de casa con una dicción que los convertía en
inenteligibles y además fue objeto de un recuento de sus
irregularidades por parte de Itxaso, aunque finalmente quedó redimido
en una llamada de apoyo.
Sobre el debate sobrevoló la sombra de la indefinición de San Sebastián
como ciudad turística o no, y la aceptación de las ventajas e
inconvenientes que conlleva cada una de las dos opciones. Y una vez
más, pesó el hecho de que es una ciudad cara o carísima, en el caso de
la hostelería, bajo la mítica coartada de que «como aquí, no se come en
ningún lado». La respuesta de Ubarretxena fue un poco cutre: «Pues
monte usted un bar».
En el aire quedó la cuestión de si los bares son una necesidad social
(Goikoetxea) o no (Álvaro Bermejo). Mojémonos: yo digo que sí.