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Alberto Moyano

El jukebox

El enigma Tintín

Alberto Moyano

Si todo éxito constituye en el fondo un malentendido, el fenómeno
Tintín, cuyo creador, Hergé, hubiera cumplido hoy cien años, es todo un
enigma indescifrable. Las aventuras de este reportero que jamás escribe
han vendido millones de ejemplares en decenas de idiomas en todo el
mundo y, sin embargo, resulta difícil determinar la razón, ya que si
sus defectos son demasiado evidentes, sus virtudes carecen de
originalidad.
Y es que a pesar de que Hergé se entregó a la tarea de dibujar las
aventuras de Tintín a lo largo de medio siglo asombra hasta qué punto,
álbum tras álbum, el personaje se mantiene idéntico a sí mismo,
impermeable a cualquier evolución, no ya de sí mismo, sino al menos de
su autor. Lo mismo puede decirse del resto de los habituales en la
serie. Dicho esto, huelga hacer cualquier comentario sobre profundidad
de los personajes o ambigüedad en los comportamientos. En su favor,
puede mencionarse el dibujo de línea clara que permitió a Hergé
reproducir los exóticos escenarios en los transcurren sus aventuras con
realismo e incluso fidelidad, cualidades que, por el contrario, no
pueden aplicarse a los personajes.
Lo anterior podría resultar superfluo si estuviésemos hablando de un
cómic puramente infantil. Todo lo contrario: la devoción de Tintín
parece incrementarse con la edad y los vendedores de productos de
merchandising bien que lo agradecen.


mayo 2007
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