Alberto Moyano

“¡Jo, qué pesados! Ya están los fácticos con lo de que había prometido fichar a Zigic y no lo he hecho. Repito: no soy un mentiroso compulsivo. Incluso hasta lo juro. Prometí a los accionistas que traería a Zigic si me hacían su presidente y al Valencia catorce millones si me mandaban al gigantón. Los primeros me creyeron -supermajos- pero en el Mediterráneo son distintos, no son como nosotros. Para ellos la palabra de K no vale nada. Venga pedir cosas… que si tal, que si cual. Bueno, por qué no decirlo, querían el dinero. Tuve que romper con ellos. Y sí, Zigic era muy alto pero lo que no dicen los fácticos es que Nacho subido a los hombros de Víctor le saca como dos cabezas. Y encima me he ahorrado una pasta. Bueno, yo no. La Real.

Me voy al concierto de Mikel Erentxun. Supermajo. Un donostiarra de mundo. Tengo todos sus discos. ‘Esos ojos negros… esos ojos negros no los quiero ver llorar’. ¡Jo, qué gozada! Solía cantársela a Feng. Le encantaba. Y Mikel, majísimo. Suele sacar la camiseta de la Real en sus conciertos. Como la saque esta noche y no sea la de Laitjaus Consulting le llevo a juicio. Que me indemnize. Qué sé yo… Doce millones de euros o actuaciones en el Estadio de Anoeta todos los días de San Sebastián durante los próximos 50 años. Y que no me venga con eso de que ‘me estoy reinventando’ o ‘es que he abierto una nueva etapa’. Todo eso es crecepelo. A tocar ‘Cien gaviotas’ y toda la pesca en los cincuenta conciertos. 

Bueno, debo coger mis pastillas y partir hacia el Victoria Eugenia. ¡Jo, qué gozada de velada! Como me caliente, salgo a cantar alguna.”