Alberto Moyano
1) Aproveche la jornada para fotografiar el sirimiri. El fenómeno
meteorológico más famoso de la ciudad es una especie en peligro de
extinción y su aparición constituye toda una improbabilidad climática.
2) Busque una cafetería en la que pueda sentarse tranquilamente para dedicar la tarde a consultar la guía, programar el
resto de las vacaciones o simplemente leer una novela. La tarea le
garantiza entretenimiento para horas, por cuanto este tipo de locales
han sido meticulosamente barridos del paisaje urbano en favor del bar de pintxos, que obliga
a consumir rápido y de pie, en beneficio de la voraz caja registradora.
3) Si lo que busca es un espacio selecto en el que el silencio invite a
la reflexión introspectiva, visite una o varias galerías de arte. Conocerá
nuevas formas de estar solo.
4) Adquiera por el módico precio de 22 euros las nuevas camisetas que Donostia Turismoa ha incorporado al merchandising de la ciudad. La experiencia le permitirá conocer de primera mano la emergente industria de la camiseta, llamada a convertirse en un sector estratégico para la economía donostiarra y en reflotador de nuestra más famosa sociedad anónima.
5) Visite los santos lugares afectados por el último temporal. Picotee en los bares recientemente anegados, coma en los restaurantes más devastados y haga shopping en las boutiques que más barro acumularon. Últimas horas antes de la apertura del socavón del Paseo Nuevo.
6) Sustituya la talasoterapia por el popular baño a pelo en las aguas de La Concha.
7) Recorre nuestras grandes superficies, centros comerciales y supermercados de renombradas cadenas, y compruebe hasta que punto son idénticos en todas las ciudades.
8) Pase las horas haciendo cola en agencias de viajes o estación de tren para sacar el billete de vuelta a casa.