Alberto Moyano

El director de cine Manuel Gutiérrez Aragón inaugura el Festival de Málaga con ‘Todos estamos invitados’, una película en la que José Coronado interpreta a un profesor amenazado por ETA y Oscar Jaenada a un terrorista que ha perdido la memoria.

Con el beneficio de la duda por delante, es posible que nos encontremos ante la enésima revisión de ‘Tintin en el país de los soviets’ a la vasca. Las declaraciones realizadas hasta el momento por actores y director invitan al pesimismo.

Sin ir más lejos, Jaenada exhibe hoy en ‘El Correo’ un confuso discurso del que sólo se puede rescatar su paso por las herriko tabernas para aquello de meterse en el papel. Esperemos que haya tenido suerte en su visita porque el cálculo de probabilidades apunta que estos establecimientos se encuentran actualmente repletos de actores de incógnito en busca del acento exacto. El método, que ya ha dado frutos rocambolescos, como aquella Ingrid Rubio, tan inverosímil en el papel de etarra como en cualquier otro papel, es equívoco por simplón.

No parece fácil pillarle el punto a estas historias de mensaje humanista y con euskofondo. Incluso en ‘La pelota vasca’ fueron legión los participantes que no lograron resultar creíbles, pese a no estar interpretando más papel que el que adoptan en la realidad.

Sin embargo, parece que llega una batería de estrenos en torno a este asunto, desde la cinta aquí comentada, hasta ‘La casa del padre’ , pasado por ese ‘Tiro en la nueca’ del premiado Rosales, que a punto estuvo de inspirarse en el atentado de Capbretón antes incluso de que se produjera. La buena noticia es que ninguna de ellas está producida por los mismos que alumbraron aquellos indescriptibles productos sobre el ‘Lobo’ y los ‘Gal’.