Alberto Moyano

El diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, anunció ayer por sorpresa el proyecto de crear un nuevo museo Guggenheim en la reserva de la biosfera de Urdaibai. La idea es realmente buena. Probablemente, haya que atribuir su paternidad al anterior director gerente del centro bilbaíno que, en lo que ahora se revela una iniciativa pionera, ya llevaba algún tiempo duplicando la contabilidad del museo.

El impulsor del proyecto anuncia que la ampliación del Guggenheim Bilbao deberá unir “arte y naturaleza” sin que por el momento se sepa si esto significa que se van a encargar más tulipanes a Jeff Koons. De hecho, tal y como ocurre siempre en estos casos, el contenido del museo es lo de menos. Parece que lo lógico sería crear museos para albergar obras de arte, pero la experiencia demuestra que resulta mucho más rentable crear obras de arte para rellenar museos.

Las cifras así lo demuestran. El Guggenheim se ha convertido en una importante fuente de ingresos para el País Vasco, amén de un reclamo turísitico de primer orden para Vizcaya. Tanto es así que el diputado general ha anunciado que dispone de algo así como cien millones de euros para destinarlos al nuevo centro. Un poco más del doble de lo que costará poner en pie Tabakalera. No importa. No caben las comparaciones entre los proyectos, más allá de confiar en que no terminen el suyo antes que el nuestro.