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Alberto Moyano

El jukebox

Eurocopa: el postcoitum

Alberto Moyano

La Historia acumula tantas deudas con España que, ante la amenaza de entrar en Ley Concursal, comenzó ayer a saldarlas. La camiseta de Arconada, los pronósticos de Rajoy, el gol de Marcelino, el vudú de Otto, la cabeza del señor de la nieta de Franco y Manolo el del Bombo se conjuraron ayer para conquistar Europa. La gesta se consumó ante Alemania, cuya vinculación al nombre de España sólo ha producido hasta el momento pesadillas: Carlos I de España y V de Alemania, el bombardeo de Gernika y la sangría de Mallorca. He aquí los artífices del éxito:

1) En lo más alto, por supuesto, el Monarca. Si alguien ha terminado exhausto este torneo ha sido este hombre tras tirarse tres semanas repartiendo suerte día y noche, cual calvo de la Lotería navideña. Tanto exceso acaba pasando factura, en este casó, una sordera galopante sordera. Así, si el reportero de Cuatro le preguntaba cómo había vivido el partido, el Rey contestaba: “Sí, están todos muy unidos. Es un gran equipo”.

2) Luis Aragonés: Entre el jugador metrosexual que se hace las mechas, se relaja con la playstation y vive enchufado al iPop de última generación, y esa abuela que, estimulada por las diferentes cadenas televisivas, se ha pasado el torneo cocinando rosquillas frenéticamente, hay un eslabón perdido que encarna como nadie el seleccionador, un hombre capaz de explicar en rueda de prensa que está muy contento, pero que no exterioriza y tal, mientras se rasca distraídamente cualquier orificio de su cuerpo o extrae pelotillas de su vello pectoral.

3) La prensa deportiva: Su capacidad de estimular la sabiduría de Aragonés vía pullazo durante la fase clasificatoria ha resultado decisiva. En un rapto de modestia, ninguno de los expertos que exhudan sabiduría en prensa, radio y televisión ha querido reivindicar su vocación fustigadora. Al contrario: los elogios al seleccionador han sido unánimes.

4) Raúl: identificado como un agente nocivo de efectos devastadores en la convivencia de los equipos, su ausencia ha privado a los rivales de España de esa quintacolumna. Identificado por el típico empleado tóxico, su presencia en el vestuario del Madrid hacen aún más extraños los triunfos merengues.

5) Iñigo Urkullu:  Su apuesta por la selección rusa le hace candidato a bautizar con su nombre cualquier peña quinielística. su torpe osadía fue castigada por todos y cada uno de los analistas de la actualidad española, que encontraron ahí la excusa que necesitaban para sentirse autorizados a glosar los éxitos deportivos de la selección en cualquier tertulia política.


junio 2008
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