Alberto Moyano

“¡Qué gozada de presentación! Ahí, en Zubieta, quién sabe si será la
última en tan entrañables terrenos. Hemos tenido de todo: lluvia,
emotividad, amagos de rebelión y gente supermaja.

Había que hacer algo especial y vaya si lo he hecho. Me he cargado a
los médicos. La ocasión lo merecía. Mira que intenté que los llevara
Morten, que siempre garantiza una gran labor por delante, pero la
operación no salió. No fue por mi culpa, así que no tengo por qué
cargar con ellos. Además, ¿para que iba a querer médicos si estamos
todos supersanos y en edad de producir? Por otra parte, si el modelo
chino no funciona, habrá que probar con el camboyano, pensamiento
Pol-Pot, que también eliminó a los galenos. Una carga inútil, como se
demostró después.

El objetivo, por supuesto, es ascender y devolver a Laitjaus al lugar
que se merece y del que nunca debió salir. Somos una referencia.
Quisimos implantar aquí el modelo chino y han acabado los chinos
compiándonos a nosotros, como desmostró la inauguración de los JJGG
ante los atónitos ojos del mundo.

Por supuesto, todos los fácticos han hecho como que no se han dado
cuenta pero está claro que el cambiazo de la niña-china-fea-que-canta
por la niña-china-mona-que-no-canta se inspira claramente en la
relación que mantenemos mi portavoz y yo, con la salvedad de que
Antoñana no mejora lo presente en lo que a telegenia se refiere, en mi
modesta opinión.

En fin, debo marcharme. He quedado con los administradores judiciales
para explicarles mi proyecto. Detalladamente, eso sí, no vaya a ser que
lo entiendan.”