Alberto Moyano

Los familiares de las víctimas del accidente de avión regisrado ayer en Barajas tendrán que conformarse con la asistencia de psicólogos y sacerdotes porque Paulo Coelho está ocupado, impartiendo un Curso de Verano de la UPV.

Que Coelho -rebautizado como Paolo en la exposición fotográfica que la Casa de Cultura de Okendo dedica al retrato de escritores- deposite su sabiduría en lo que debería ser la casa del saber científico equivale a sentar a Einstein en el Salón del Esoterismo.

El hombre que ha contribuido a masificar el Camino de Santiago más incluso que el propio Santiago se refirió ayer a la catástrofe de la T4, preguntándose en voz alta “si toda la gente tiene conciencia de que va a morir”. Y probablemente, no, no la tiene, sobre todo si las circunstancias son: aquí, ahora y abrasado a bordo de un MD-82 que no quiere volar.

El escritor, por su parte, lo tiene claro: es un hombre que no tiene “apego a la vida”, que prefiere estar contento porque “la felicidad es aburrida” y que busca “vivir con alegría” para también “morir con alegría”. La quincalla espiritual llega incluso a un “yo sufro pero amo” que delata hasta qué punto los charlatanes se retroalimentan, en este caso, con la mismísima Lucía Etxeberría.

En un acto de generosidad metafísica cuyo coste en euros es preferible ignorar, Coelho compartirá hoy y mañana sus meditaciones con 300 seres sedientos de verdad, algunos de ellos en bermudas.  Probablemente, los mismos que el pasado año abarrotaron la sala para asitir a la misa de Jorge Bucay, lo que demuestra que la búsqueda de la paz interior es, fundamentalmente, una actividad frenética de resultados inapreciables.

El vacío vital continúa ganando terreno en las almas de las clases privilegiadas de la sociedad. De hecho, la bombilla con la que Coelho iluminará a los adictos perderá voltaje en un par de semanas bajo el sinsentido de la vida. En tres palabras: necesitamos nuevos faros. De cara al año que viene, urge la contratación de un tal Alfredo Tucci, autor de un volumen que ya se antoja imprescindible: ‘El samurai que llevas dentro’, disponible ya en las librerías donostiarras especializadas en autoayudarte.