Alberto Moyano
El novelista Javier Marías especula en ‘Tu rostro mañana’ con la posibilidad de que su protagonista tenga el don de anticipar los comportamientos futuros y adviniar quién se convertirá en traidor y quién se mantendrá leal.
El Curso de Verano de la UPV que se ocupará este viernes de la figura de José Bergamín (1895-1983) será mucho más modesto. Sólo tratará de rescatar ‘tu rostro ayer’, es decir, el del poeta, intelectual, comunista católico o viceversa y, finalmente, simpatizante de la izquierda abertzale.
Como quiera que el curso lo organizan los amigos del homenajeado, no es seguro que la figura del escritor se aborde en toda su complejidad. Por ejemplo, es posible que -a pesar del auge de la memoria histórica- se pase de puntillas sobre un episodio de la Guerra Civil que a algunos parecerá anecdótico, pero a otros, no.
En junio de 1937, el máximo dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), Andreu Nin, fue secuestrado por agentes soviéticos siguiendo las órdenes del general Orlov, con la colaboración de miembros del Partido Comunista de España. Del 18 al 21 de junio, Nin fue torturado en la base soviética de Alcalá de Henares para que reconociera la obediencia franquista del POUM, hipótesis estrambótica que el dirigente político se negó a admitir pese al tormento. El 22 fue asesinado, sin que su cuerpo haya aparecido aún.
El crimen de Nin fue acompañado de la habitual campaña de infamias estalinista. Y ahí fue donde apareció la pluma de Bergamín, quien escribió que el POUM era “una organización de espionaje y colaboración con el enemigo; es decir, no una organización en connivencia con el enemigo, sino el enemigo mismo, una parte de la organización fascista internacional en España… La guerra española dio al trostkismo internacional al servicio de Franco su verdadera figura visible de caballo de Troya”. Lo cuentra, entre otros, Marías en la citada novela.
Se ha debatido sobre en qué condiciones escribió sus calumnias Bergamín. En opinión del historiador Hugh Thomas, “es imposible que creyera lo que escribió”. Quizás el viernes se aclare, sino todo, sí al menos este extremo. Pero sólo quizás.