Alberto Moyano
“¿Tiene un ánimo exhibicionista de los genitales quien pasea sin nada de ropa por una calle de la ciudad?”. Ésta es la cuestión -peluda, sin duda- que plantea el concejal donostiarra del Partido Popular, José Luis Arrúe.
En primer lugar, ¡qué diligencia la del PP! Un año -al menos- lleva circulando el ciclista en pelotas, el mismo tiempo que al parecer lleva tocándoselas alguien en el Ayuntamiento donostiarra. Un año, por cierto, en el que no se han registrados cambios significativos en lo que a desórdenes hormonales de la población se refiere.
Al parecer, hay cargos electos que han recibido quejas en este sentido, “tanto de donostiarras anónimos como de amigos o conocidos”. Por supuesto. Quizás sean los mismos que cuando van en autobús y el vehículo adelanta al ciclista, giran la cabeza para obtener una vista del bronceado frontal que luce el ecológico y sostenible ciudadano.
Solicita Arrúe que se endurezca la normativa referente al exhibicionismo y, sobre todo, que se aclaren sus términos porque hasta a él le resultará difícil sostener que un ciclista desnudo lanzado por la cuesta de Ategorrieta se está exhibiendo con ánimo lúbrico.
También sale a relucir un cierto ‘donosticentrismo’ popular al lamentar que “alguien pasee desnudo por la zona de Los Relojes a las 12 de la mañana de un sábado”, cuando lo cierto es que la zonas que más frecuenta el nudista son Ategorrieta y Gros, siendo los laborables, sus días favoritos.
Finalmente, admite el edil que puede que no haya delito, “pero lo cierto es que son comportamientos que cuadran mal con la ciudad y con lo que está aceptado”. La frase es un tanto ambigua porque lo mismo puede servir para recrimir al nudista su actitud que para animar al resto de la ciudadanía a seguir su ejemplo. De hecho, ¿admitiría la formación liberal una exhibición masiva de nudistas en bici?