La confirmación por parte de los expertos de que los hallazgos arqueológicos del yacimiento alavés de Veleia son un completo fraude certifica, además, el ínfimo nivel de nuestros falsificadores que, quien sabe si al socaire de la moda de replicar cuevas, llegaron a utilizar pegamento instantáneo en una supuesta tablilla del siglo III.
El escabroso asunto también prueba la infinita credulidad de instituciones y mecenas, un factor que se dispara exponencialmente en épocas de bonanza económica. Así, EuskoTren subvencionó con 370.000 euros estos trabajos arqueológicos a cuyos hallazgos, al parecer, ni siquiera echaron un vistazo.
Casos como los de los brazos incorruptos, tablones de la santa cruz y, sobre todo, la sábana de Turín demuestran que lo único que no se perdona en una falsificación es la negligencia. No importa que todo sea un fraude, siempre y cuando ofrezca las suficientes sombras de duda como para mantener abierta una buena discusión científica durante el máximo de tiempo posible.
En el caso que nos ocupa, sin embargo, todo apunta a que los inventores de los hallazgos ignoraban, no ya los conocimientos más rústicos sobre el tema, sino incluso la mera existencia de los cómics de Asterix.
Sin embargo, aún existe una posibilidad de rentabilizar el timo de Veleia, siempre que asumamos que todo esto ha dejado ya de ser asunto de arqueólogos para convertirse en materia esotérica.
Sólo hace falta que el Jiménez televisivo de turno construya un relato acabado -y plagado deinquietantes interrogantes- en torno a qué pinta Descartes en un listado que incluye a Séneca, Sócrates y Virgilio, e incluso cómo pudieron llegar hasta Álava las referencias a Nefertiti, por no hablar de a qué euskaltegi pirata han asistido los autores de la falsificación.
Emitido en horario de máxima audiencia, el hipotético programa dispararía el interés en torno a Veleia. La hilarante relación de errores cometidos por los falsificadores, así como un centro de interpretación del cambiazo, dotado de sus correspondientes psicofonías, ayudarían a completar la oferta turístico-cultural.