“Hola, majos:

A veinticuatro horas de que se inicie vuestra invasión terrestre y tras varias semanas de intenso bombardeo publicitario, quizás presumáis que lo que mañana os aguarda será un desfile militar al que la exhausta población apenas opondrá resistencia. Craso error.

Tenemos información y estamos dispuestos a utilizarla. Si, sabemos que los reyes no son los padres, sino Pilar Urbano, y que éstos, en realidad, sólo son los camellos. Sabemos que trafican con juguetes impulsados, no por la tensión consumista, sino por la necesidad de parecer una familia normal, sea esto lo que sea.

Sabemos incluso que el supuesto enfrentamiento que mantenéis con el Olentzero y que culminará en los comicios autonómicos del próximo 1 de marzo no es tal, sino una burda pantomima orquestada según el conocido esquema del poli bueno y el poli malo, y dirigida a repartiros el mercado, de acuerdo con los diferentes tarjets poblacionales y todo eso (en este punto, aprovechamos para enviar un fuerte abrazo al carbonero dipsómano, obligado este año a ejercer su trabajo bajo protección policial, debido a cómo vienen dadas).

Por todo esto, hoy más que nunca, exigimos una moratoria de, pongamos, un año de tiempo. Estamos francamente saturados. No es por señalar culpables, pero en nada han ayudado el disco de Ainhoa Arteta, los diferentes sorteos navideños y sus correspondientes agraciados, así como la colonia esa que anuncia en la tele Antonio Banderas con cara de estar colocando acciones de la Real.

En caso de no acceder a nuestra exigencia, acordáos al menos de traer cada regalo en su correspondiente caja. Cuanto más grande, mejor. Dicen que aún falta por llegar lo peor de la crisis y uno nunca sabe si lo que hoy es un embalaje, será mañana un hogar. Así están las cosas.

Sin más por nuestra parte, entonces, en eso quedamos”.