…que cambie las normas, pero, si no lo hace, debe cumplir la ley”. Ésta viene a ser la valoración que la Asociación Unificada de Militares Españoles ha realizado sobre la ya controvertida comparecencia de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en el desfile de la Pascua Militar.
Parece ser que el protocolo exige que las señoras acudan con vestido largo a tan insigne cita y la titular de Defensa no lo hizo. De hecho, su estilismo en materia de vestimenta ha levantado una cierta polvareda.
Lo cierto es que, en rigor, iba de camuflaje. Quizás no para combatir en la selva, pero decididamente sí para hacerlo en el fragor de las rebajas. Otro asunto sería el del maquillaje. Si el sargento de la ‘Chaqueta Metálica’ incitaba a sus reclutas a poner “cara de matar”, Chacón optó por el barnizado en doble capa y el moño Bernarda Alba. El resultado se asemejaba horriblemente a una Belén Esteban. O sea, lo que se conoce como ‘de combate’.
Hasta Esperanza Aguirre ha salido en su defensa al asegurar que “todo lo que lleve puesto una ministra del Gobierno de España le parece correctísimo”. En un país con memoria histórica o incluso memoria a secas, esto debería bastar: Aguirre ha caminado descalza sobre la sangre y -las cosas como son-, en materia bélica acumula más horas bajo el fuego que toda la cúpùla militar junta.