Agotada la jornada de reflexión -un homenaje que la clase política rinde a nuestra expresión alelada-, llegó el día de las elecciones, popularmente conocido como ‘fiesta de la demoscopia’. Es hora de pasar a limpio los apuntes y de aclarar las últimas dudas.

-El Partido del Siglo: aspira a gobernar por enésima vez consecutiva. Dos rivales pueden impedírselo: PatxiLo y su propio candidato, que ha convertido la tradicional bicefalia en una nueva forma de combate.

– El candidato ‘huecograbado’: ligado a la categoría anterior, se caracteriza por una infinita modestia que le impide reclamar el voto para sí mismo, lo que limita su actuación a pedir que no se vote a los demás. Su mantra de final de campaña -“me gusta dar la mano al ciudadano y preguntarle ¿qué tal estás? ¿cómo te sientes?”- ha provocado esta semana más vómitos que el restaurante de Blumenthal.

– El Partido del Cambio: un enigma. Según su interpretación de la realidad, ‘cambio’ es una palabra lo suficientemente ambigua como para aglutinar el mayor número de voluntades. Entrar en detalles sólo conduciría a restarle apoyos. Se trata de una apuesta por el vacío, concepto que tan buenos resultados le ha dado en ocasiones al actual presidente del Gobierno español.

-El Partido Via.gra: conocido en anteriores citas electorales como partido bisagra, se presenta a los comicios de hoy con inmejorables perspectivas por cuanto, gane quien gane, será susceptible de acabar como socio de gobierno. Desde un punto de vista pragmático, hoy tan sólo se juega el número de consejerías.

-El Partido Lonely Planet: acude en solitario por primera vez en muchos años. Sus expectativas resultan tan bajas que en el caso de que reciba noticias inesperadas, éstas sólo pueden oscilar entre buenas y extraordinarias.

-La Mujer Díez: en realidad, no se presenta como candidata a estas elecciones. Su partido cuenta con listas en los tres territorios, aunque su campaña se ha cebado con Álava. En principio, caía muy bien entre los medios de ámbito nacional, pero llegado el momento, su presencia ha sido reducida a la categoría de pintoresca extravagancia porque con algunas cosas no se juega.

Y esto es todo hasta que comience el recuento. Sobre todo, recuerde: ni se le ocurra utilizar los preservativos repartidos en campaña por las fuerzas políticas o tendrá noticias del ginecólogo antes incluso de que lleguen a formalizarse los pactos de gobierno.