Sin desmerecer en absoluto el interés de la batería de preguntas que el director de ‘Gara’ plantea a dos encapuchados que se identifican como los miembros de ETA Gaueko y Argi en la entrevista que hoy publica este periódico, convendría ir dando pasos hacia la celebración de un chat en el que sea el ciber-pueblo-vasco quien elabore el cuestionario.

Los dos entrevistados comparecen para las cámaras ante una variante del anagrama de la organización en el que la serpiente se convierte en un cinco y al que se le añade un cero, cifra de la efeméride que celebran este año, en un desarrollo ingenioso pero fuera de tiempo, en un año en el que la tendencia obligada pasa por la incorporación de rayas al icono en cuestión, tal y como demuestran los del Festival de Cine, Festival de Jazz e incluso centenario de la Real.

En cuanto al contenido, la principal conclusión que arroja la entrevista es que el discurso de ETA se vuelve más farragoso cuanto más primitiva se torna su actuación.

Las prolijas explicaciones en torno a las diferencias entre poner un coche-bomba en el Opus Dei y hacerlo en la universidad del Opus Dei o las densas disquisiciones en torno a la no militancia de ETA de sospechosos de militar en ETA que, tras ser detenidos, profieren gritos a favor de ETA constituyen todo un desafío a ese estado mental que -quizás sin excesivo rigor- llamamos cordura.

Tras informar de que como trabajadores se sumaron a la huelga del
pasado jueves, Gaueko y Argi nos adelantan que, en línea con la
modernidad, trabajan ya en repensarse como organización y que antes de
verano tendrán a punto su idea-fuerza y, de proceder, sus ejes
temáticos.

Por lo demás, no es del todo seguro que la pareja haya calibrado con exactitud el abanico de oportunidades paródicas que su irrupción mediática ofrece a programas de TV, viñetistas e imitadores, a todos los cuales les costará poco esfuerzo disparar la popularidad de Gaueko y Argi hasta niveles sólo alcanzados por Hansel y Gretel, Vitorio y Lucchino, Faemino y Cansado o, por ceñirnos a Euskal Herria, Txuri y Urdin, los tiburones del Aquarium.