Apenas 24 horas de la detención en París de un supuesto etarra presuntamente bebido al volante de un vehículo robado, una conductora también ebria sembró el pánico en la N-1 al circular treinta kilómetros en dirección contraria. ¿Somos los vascos un pueblo que conduce borracho a ambos lados de los Pirineos?

En el caso de la conductora suicida, la noticia resulta algo confusa, aunque no en lo fundamental: por un lado, se dice que iba a gran velocidad. Por otro, se indica que recorrió treinta kilómetros entre las 3.30 horas y las 4.15.

La criminal en potencia, que a sus 45 años y en su condición de mujer responde al perfil favorito de las compañías de seguros por su baja siniestrabilidad, eligió probablemente la única hora de la jornada en la que era posible cometer su fechoría, dado que el resto del día los atascos impiden cualquier circulación en la N-1, tanto en sentido correcto como en el contrario.

Por otra parte, resulta complicado imaginar otra situación en la que sea posible persistir en una tentativa de asesinato múltiple durante 45 minutos consecutivos sin que llegue a intervenir cuerpo policial alguno.

Tras el pertinente examen psiquiátrico y la presumible retirada del carné, quedará como materia para la reflexión la sanción a la que se ha hecho acreedora esta aspirante a suicida que, por alguna indescifrable razón, no quería morir sola.