1) Se trata de una dolencia que se manifiesta en todo su esplendor a comienzos de septiembre, pero cuyo período de incubación arranca a finales de agosto, coincidiendo más o menos con la recepción que la Familia Real dedica al presidente del Gobierno en el Palacio de Marivent. Si pone la tele y ve al monarca tambalearse con aspecto dejado y barba de varios días, como si estuviera convaleciente de gripe A, es que ha llegado el momento de ponerse en guardia.
2) El síndrome postvacacional es ante todo un ejercicio de toma de conciencia. Por eso, si durante el viaje de vuelta a casa, desarrolla pensamientos de inutilidad en torno a cuantas cosas pensaba hacer y no ha hecho durante las vacaciones, consciente de que nada cambiaría en el caso de que éstas se prolongaran durante dos meses más, es que es usted serio candidato a padecer esta dolencia.
3) La prueba que los expertos consideran definitiva a la hora de efectuar un diagnóstico con garantías pasa por el retorno del individuo en observación a su puesto de trabajo. Si nada más llegar, exterioriza sensaciones de familiaridad con el entorno a través de manifestaciones como “¡joder, si parece que me fui ayer!”, es que el hombre está dando positivo.
4) Para mayor seguridad y a modo de contranálisis, hay que aguardar acontecimientos: si a continuación, el sospechoso de síndrome postvacacional rebusca en sus cajones hasta dar con su calendario laboral y, tras consultarlo, comienza a sollozar, todas las dudas quedan despejadas.
5) Lo normal en estos casos es que el individuo comience de inmediato a saludar uno a uno a todos sus compañeros -estrechando la mano de ellos, besando la de ellas-, en la esperanza quizás de contraer el virus de esa gripe que garantiza un bonus track de siete días de reposo en casa, ahora que todavía la epidemia no se ha masificado tanto como para que cada enfermo quede desprovisto de nombre y apellido.
6) Este ejercicio compulsivo de salutación implica ciertos riesgos. Así, es muy probable que algún compañero crucifique al paciente en los tablones del fútbol: “¿Qué te pareció lo de Cristiano Ronaldo?” “¿Viste a Kaká?” “El que no me gustó nada fue el de la Real contra el Numancia”. A esta inmersión deportiva, el compañero le encontrará una explicación: “Es que a mí en vacaciones me gusta desconectar”.
7) Pero todo pasa y al igual que algunos síntomas alertan de esta enfermedad, otros indican que se está comenzando a superar. Así, las primeras señales positivas se producen cuando el paciente en observación es sorprendido, diciendo para sí: “Al menos los niños volverán pronto al colegio”, “al menos los niños volverán pronto al colegio”, “al menos los niños…”