Minutos antes de la siete de la tarde, saltaba de sus asientos la delegación brasileña en Copenhague, capitaneada por Lula y con un Pelé que parecía haber superado sus problemas de erección, animado quizás por la proximidad del gran Coelho (en castellano, conejo). Fue la señal convenida para que España -una vez más, autoridades y […]