La consejera de Educación, Isabel Celaá, aprovechaba hoy su presencia en el Kilometroak donostiarra para recordar la función de la escuela pública: formar ciudadanos pacíficos y críticos.

Como los que participaron ayer en el VI Congreso del PSE-EE que, con 495 votos a favor -el 97,4%- y dos abstenciones -sin duda, un par de despistados que olvidaron leer ‘Vanity Fair’- reeligió a Patxi López como secretario general de la formación. Un éxito incontestable del lehendakari, que esta vez ni siquiera ha necesitado el concurso de Antonio Basagoiti para triunfar.

Hay que decir que unos ochenta delegados ejercieron la crítica constructiva exactamente allí donde procede, según establecen los estatutos del partido, esto es, en la cafetería del Euskalduna. Preguntados por las razones de su “escepticismo”, rehusaron pronunciarse, probablemente, porque estaban entre “cigarros, cafés y pintxos de tortilla” y es de mala educación hablar con la boca llena.

Sin embargo, el verdadero reto de López consistirá en demostrar capacidad suficiente como para sobrevivir a semejante respaldo. Un respaldo, por otra parte, que no debe ser casual, sino fruto de la transversalidad llevada hasta sus últimas consecuencias, tal y como demuestran las cifras: 7.000 canciones en su famoso iPhone -o como se llame-, un repertorio suficiente como contentar a todos los gustos, incluidos los más exigentes.

Tan ecléctico paladar musical se sintetizó ayer en los sones del temible ‘Hoy puede ser un gran día’ de Serrat, cuyos versos sonaron por la megafonía del VI Congreso: “Que todo cuanto te rodea / lo han puesto para ti / No lo mires desde la ventana / y siéntate al festín”.