TESIS: El relato que sustenta la misión militar de la OTAN en Afganistán constituye una trama insostenible cuya mera enunciación chorrea miseria intelectual. Por resumir, tropas estadounidenses y británicas eliminarán los focos de insurgencia talibán mediante la aplicación de una fuerza proporcional aplicada con la precisión de un cirujano, la parsimonia de un anestesista y el amor de una comadrona. Pacificada la región, se abriría una campaña electoral entre los convencidos de que Alá les ha elegido para instaurar el reino de El Corán en la Tierra y los persuadidos de que ese mismo texto ampara, e incluso recomienda, el lucro personal a través de la corrupción. Mientras tanto, el destacamento español no cesará de levantar hospitales e inaugurar escuelas, dotando al país de un sistema sanitario a imagen y semejanza del suizo. Con los comicios, celebrados en un clima de madurez democrática, llegará la estabilidad final de la zona.

ANTÍTESIS: Intentos más o menos similares de (im)poner (un) orden en el país a cargo del Imperio Británico, primero, y de la Unión Soviética, después, bajo las respectivas denominaciones de “destacamento colonial” y “solidaridad internacionalista”, ya se saldaron que la concesión masiva de distinciones militares a título póstumo. Estamos en ese momento en el que los mejores tertulianos patrios ya no se dividen entre los que defienden que todo esto es una misión de paz y los que aseguran que se trata de una guerra, sino entre partidarios del blindaje en forma de cuña y los que apuestan en cualquier caso por la utilización de inhibidores de frecuencia.

SÍNTESIS: La utilización de un recurso poético como “misión de paz” obliga a mantener una coherencia que desembocaría en la distinción entre “minas de guerra” y “dispositivos explosivos contra la paz”, entre “insurgentes” y “belicosos”, entre “señores de la guerra” y “narcomulás”. Las tropas españolas acantonadas en Herat han sido invitadas a jugar una partida amistosa de ajedrez el mismo día, a la misma hora y en el mismo campo en el que se disputa la final de Champions, con el tablero instalado además en una de las áreas pequeñas. Las posibilidades de que cumplan con éxito su misión de una forma reconocible son nulas. Lo mismo sucede, por distintas razones, con el resto de la misión. Probablemente, todo lo que se juega ahora son los minutos de la basura. Una vez agotados, se abrirá el tiempo para la retirada, ya se verá cómo y bajo qué formato.