El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha dejado en libertad a uno de los piratas del ‘Alakrana’ que hace una semana envió a prisión su entonces sustituto, el magistrado Baltasar Garzón. Ahora, el presunto somalí y supuestamente pirata -y viceversa- ingresará en un centro por orden de la Fiscalía de Menores.

Todo tiene una explicación, no necesariamente racional, y es que si los tres forenses de la Audiencia Nacional y la oseometría practicada el pasado martes apuntaban a que el joven había cumplido ya los 19 años, una semana y una radiografía de clavícula después, nadie se atreve a garantizar que haya pasado de 17. De persistir la tendencia y a la falta de que se le midan otras partes de su anatomía, no se descarta ninguna hipótesis, incluida la de que haya que buscarle plaza en una guardería.

El otro supuesto pirata permanece hospitalizado, quizás a la espera de entrar en un proceso de regresión semejante que le permita descargarse de alguno de sus 31 años, por ahora, también presuntos.

A los dos se les imputa pertenencia a un grupo que vendría operando desde hace veinte años bajo el nombre de ‘Los que roban en el mar’ y a la que se podrá achacar lo que se quiera, pero no falta de transparencia. Quizás, una cierta ambigüedad en la denominación, cuyo dominio en internet, llegado el caso, suscitaría disputas con una o varias empresas conserveras.

Sea como fuere, ya es casualidad pero por segunda vez en menos de una semana Garzón se vea envuelto en un caso judicial cuyas respectivas órdenes de ingreso en prisión preventiva podrían complicar la resolución de los problemas.  Ahora sólo falta que se pronuncien los partidos políticos.