El Ayuntamiento de Barcelona tuvo a bien explicar ayer el proceso de elección de la directora adjunta de Proyectos del Departamento de Relaciones Internacionales de la capital catalana que ha dado con los huesos de Telma Ortiz en el cargo.
Vaya por delante que el puesto es de nueva creación, pero ¿y qué? También lo es el de cuñada del príncipe de Asturias. Por lo demás, el sistema democrático -a diferencia de otros- tiene estas cosas, que cualquier decisión va acompañada de una explicación pública, incluso en los casos en los que ésta resulta del todo inverosímil.
El relato que se propone como veraz es el siguiente: “El Ayuntamiento de Barcelona convocó públicamente una oposición para ocupar un cargo de nueva creación a la que concurrieron diversos candidatos, resultando la más cualificada de todos ellos Telma Ortiz, casualmente, hermana de la princesa”. Quizás sea cierto, pero qué significa esto cuando resulta increíble.
“Quién ha de impartir órdenes, que se abstenga de ofrecer justificaciones”, decía un viejo refrán. Ha llegado el momento de recoger el guante lanzado por los no-monárquicos-aunque-sí-‘juancarlistas’ y emprender una decidida modernización de la institución.
Y uno de los primeros pasos debería ser la proclamación del derecho inalienable a un puesto de trabajo digno para todos los miembros de la parentela real, sin exclusión alguna. Se dirá que la Constitución ya extiende tal derecho al conjunto de los ciudadanos, pero también sabemos ya con qué resultados.
Dice el Ayuntamiento de Barcelona que Telma Ortiz fue elegida entre diversos candidatos que se presentaron a dicho cargo. Lo mismo podría decirse de su hermana Letizia, seleccionada tras un duro casting que se prolongó en el tiempo, no exento de tensiones, y al que concurrieron muchas candidatas, según unas fuentes, y muchísimas, según otras. Lo que no evitó, por otra parte, que finalmente la decisión se tomara a dedo. Es más: de haberse dado, la designación digital de Telma se insertaría en una más que consolidada tradición familliar.
La emotiva comparecencia del gerente de Recursos Humanos del Ayuntamiento barcelonés sirvió también para conocer que el alcalde puede nombrar libremente 320 cargos -80 de dirección y 240 de asesoramiento-, ante lo que cabe preguntarse si hay gestión capaz de soportar con opciones de éxito semejante acumulación de expertos, asesores y especialistas.