Las infinitas pruebas visuales, táctiles y antropométricas a las que está siendo sometido el ciudadano Abdu Willy han ofrecido hasta el momento unos resultados tirando a confusos, mucho más en todo caso, de lo que se presumía en un primer momento. Veamos:
Lo primero que llamó la atención fue el hecho de que luciera un garfio en el lugar que en estos casos habitualmente ocupa la mano izquierda, así como la prótesis en forma de loro que lucía sobre el hombro derecho. Estos detalles encaminaron la investigación hacia la posibilidad de que se tratara de un pirata. Y así fue hasta que uno de los expertos en fisonomía criminal cometió la imprudencia de preguntarse en voz alta si no sería algún alto directivo bancario en trance de prejubilarse.
A la luz de esta incógnita se procedió a realizar un estudio de su dentadura que, si bien no aclaró en absoluto los cumpleaños que Willy lleva en las espaldas, sí permitió al menos certificar que no era postiza. Y aunque en primera instancia se barajó la posibilidad de que el individuo en cuestión fuera Ana Belén, ulteriores análisis confirmaron, sin margen para la duda, que se trata de un varón. El ADN demostró que tampoco es José Vélez.
Precisamente, el análisis de sus genitales abrieron la puerta a la hipótesis de que se tratara de un funcionario judicial, dado el desgaste que presentaban los órganos, fruto sin duda del constante tocamiento a la que son cotidianamente sometidos, siendo tal su estado que lo más probable es que pertenezca a la magistratura, por supuesto, somalí.
El caso es que, a la espera de los resultados de las últimas pruebas, aún no se sabe si lo que procede es ordenar su ingreso en prisión o ponerle un pisito en la Castellana. De hecho, ya se han alzado algunas voces que, al margen de otras cuestiones que pudieran surgir, reivindican a Willy como la persona que ofrece un perfil más acecuado para ocupar la Presidencia de Caja Madrid.