Tras la polémica que desató su supuestamente verdadera y realmente falsa autobiografía ‘En mil pedazos’, el escritor James Frey publica ‘Una mañana radiante’ (Ed. Mondadori), un enorme fresco sobre la ciudad de los Ángeles, en el que se mezclan cuatro tramas independientes con datos reales y ficticios en torno a la historia de la ciudad. El siguiente párrafo, extraído de la novela, invita a preguntarse si la sustitución de la cultura por la industria cultural no será un proceso ya completado e irreversible.
“- Crítico: Cuando llegó aquí, a principios de los sesenta, Los Ángeles era un páramo cultural. ¿Qué le hizo trasladarse aquí?
– Artista: Quería aprender a hacer surf, y quería vivir cerca de la playa y mirar a las chicas con biquini cada día.
– Crítico: ¿En serio?
– Artista: Había algo de eso, seguro. Pero también había algo de la cultura de Los Ángeles y el lugar que ocupa Los Ángeles dentro de nuestra cultura. LLamar a Los Ángeles, entonces o ahora, páramo cultural es, en mi opinión, una gran catetada. Los Ángeles es la capital mundial de la cultura. Ninguna otra ciudad está cerca siquiera de serlo. Cuando digo cultura me refiero a la cultura contemporánea, no lo que importaba, cincuenta, cien o ciento cincuenta años atrás. La cultura contemporánea es la música popular, la televisión, el cine, el arte, los libros. Las demás disciplinas, como la danza, la música clásica, la poesía o el teatro, no tienen un peso real, su público es reducido y tienen más de rareza cultural que de institución cultural. Cada noche ven la televisión más personas que las que asisten a todos los espectáculos de danza de todas las ciudades del mundo en un año. Se han vendico más compacts discs de rap y rock este año que de música clásica en los pasados veinte años. Y el cine, joder, el cine es asombroso. Apostaría a que la película más taquillera de este año ha recaudado más que todos los espectáculos de Broadway juntos, probablemente, dos o tres o cuatro veces más. Y lo que único que rivaliza con la influencia que tiene el cine en nuestra cultura y en la cultura del mundo, es la televisón y la música popular. Y todo ello, toda esta producción, todo este ocio, toda esta cultura, viene de aquí. Yo no quería ser parte de Nueva York. No quería ser parte de un mundo artístico preexistente y estanco que no sabe que está desfasado”.