Si se le quitan a uno las ganas de estrenar año es tan sólo porque todos los indicadores apuntan a que, aún estando mal, muy mal, en 2010 nos recuperaremos, yendo un poquito a peor. Si la mitad de las previsiones que a estas alturas se han formulado a modo de villancico se cumplen, 2010 no será el año siguiente a 2009, sino su reiniciación. Sólo el únánime catastrofismo de la batería de expertos que siempre falla en sus previsiones alimenta un poco el optimismo.

En lo económico, la recuperación comenzará a manifestarse mediante el enésimo aumento del paro. En lo político, unos se empeñarán tanto en gobernar como otros en liderar el país, resultando de todo ello un nuevo museo. Mientras, la izquierda abertzale continuará ensayando variaciones en torno a cómo formalizar una ruptura mediante algo que pueda pasar por una carta de amor; En lo deportivo, la única opción, por supuesto, será ganar o ganar. En lo ecológico, se convocará otra cumbre sobre el clima, ésta ya, a unos 50 grados a la sombra. En lo sanitario, sólo conseguirán que aceptemos las vacunas la gripe A si se demuestra que también colocan. Para rematar, en lo social, perfectos desconocidos te seguirán llamando “cari”, incluso para pedirte que salgas a fumar fuera.

Dan ganas de pulsar la tecla de avance rápido -FF- hasta que aparezcan en pantalla los anuncios de colonias del próximo año, que serán básicamente idénticos a los de éste, aunque hayan cambiado la fragancia.

Urge que lleguemos a un consenso en torno a la necesidad de dar por finiquitado 2010. total, si ya nos lo han contado. Hay que ser positivos y la actualidad no iba a aportar nada bueno, ni siquiera, en el campo de nuestra formación como personas. En cuanto alguien se anime a redactar para la Wikipedia el resumen de los principales acontecimientos del año, estaremos más que listos para acometer 2011 y sus nuevos retos. Urbe berri zaharra on!